Por Clara Maylín Castillo
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Un salón vacío, resultado del helado de calidad corriente y precios astronómicos. |
Con los pobres de la tierra quiero yo mi suerte echar:
hermoso, sublime, filantrópico verso martiano. Tal vez erróneamente, muchos
evocan de forma automática al Apóstol cuando encaran su costo de vida, o cuando
ven surgir opciones pensadas para una solvencia que desconoce el salario
estatal. Semejante apego a la ideología de Martí, en términos de la economía
actual cubana, me resulta ya una cuestión de ilusos, a veces una inútil
jeremiada de quienes se dejan carcomer por un mecanismo de negación.