Único centro científico del país que agrupa al unísono tres
ramas de estudio: la ciencia agrícola, la animal y la medioambiental, el
Instituto de Investigaciones Agropecuarias “Jorge Dimitrov” arriba este 14 de
diciembre a sus 35 años de creado.
Mailenys Oliva Ferrales
Granma cuenta entre sus más prestigiosos centros científicos
con el Instituto de investigaciones Agropecuarias “Jorge Dimitrov”, único de su
tipo en el país que agrupa al unísono tres ramas de estudio: la ciencia
agrícola, la animal y la medioambiental.
Esta entidad de ciencia, donde laboran más de un centenar de
especialistas vinculados directamente a la actividad de investigación, ha
constituido un pilar indispensable para el desarrollo agropecuario del
territorio y la región oriental.
35 años de trabajo sistemático, enfocados en el adelanto del
programa alimentario, la reproducción animal y una actividad científica basada
en proyectos con un marcado impacto en la economía de la provincia y el país,
distinguen la labor de este centro formativo y productivo, que este 14 de
diciembre está de aniversario.
Creado un 24 de enero de 1978, e inaugurado luego de forma
oficial el 14 de diciembre de1980, el Dimitrov en Granma tiene una
significación particular y una tarea más compleja aún que la de sus homólogos
en otras provincias de la región central y occidental.
Sus orígenes estuvieron dados por las características y
condiciones climatológicas de la región oriental, las cuales han constituido un
freno en el desarrollo ágil de los cultivos y la reproducción animal.
Los principales factores se encuentran asociados a las altas
temperaturas y humedad relativa, así como a los bajos niveles de fertilidad en
los suelos. De ahí que el Comandante en Jefe Fidel Castro, previera la
necesidad de crear un centro encaminado a revertir en la medida de lo posible
los bajos resultados de la producción agrícola.
Desde entonces este Instituto se ha proyectado por influir
en el desarrollo económico, en la realización de trabajos científicos y en la
aplicación de tecnologías que se adapten a las condiciones específicas de
Granma y del oriente cubano.
ACTIVIDAD CIENTÍFICA TRADUCIDA EN RESULTADOS
“Aunque nuestra misión inicial fue contribuir mediante la
actividad científica y la innovación al desarrollo agropecuario sostenible
fundamentalmente en la región oriental del país, hemos logrado abarcar otras
regiones de Cuba”, aseguró Jorge Ray Valentín, director del Instituto.
“El Dimitrov ha sido cabecera en las investigaciones
centradas en el ganado caprino y ovino, en la producción de alimentos para los
ecosistemas de montaña, y en otros estudios relacionados con la utilización de
los residuales de la agroindustria azucarera para la alimentación animal,
fertilización y reducción de la carga contaminante al Medio Ambiente.
“También han sido líneas de investigación del Instituto la
rama cafetalera de conjunto con la producción arrocera y de tabaco”, enfatizó
Ray Valentín.
Cuatro patentes como autores de invención, unos 20 registros
de resultados, tres premios de la Academia de Ciencias de Cuba (la cual
gratifica los resultados científicos más importantes del país), y la
publicación en la editorial Dimitrov de cinco obras científicas, entre otros
galardones, avalan su loable labor científica a lo largo de estas más tres
décadas.
Se suman a los resultados del quehacer del centro la
obtención de más de 20 tecnologías, las cuales contribuyen de manera
significativa a la producción de alimentos y la ejecución de más de 20
proyectos asociados a las líneas de investigación de la entidad, centradas en
las ramas Pecuaria y Ambiental.
“Tenemos además, alrededor de 35 publicaciones anuales,
tanto en Cuba como en el extranjero, en este último incluidas en la prestigiosa
revista norteamericana Journal, lo que es todo un logro para una entidad de
nuestro tipo, debido a que tenemos carencias materiales que nos obstaculizan un
desempeño más progresivo”, apuntó Ramiro Ramírez, Director de Innovación
Tecnológica e investigador titular del Instituto.
Tales méritos están sustentados en la alta formación de sus
recursos humanos. “En estos 35 años el Instituto ha formado a 13 Doctores en
Ciencias en las disciplinas de las Ciencias Agrícolas y Veterinarias y a más de
30 Másteres”, agregó Ramírez.
CIENCIA PALPAPLE EN LAS PRODUCCIONES
El principal desafío que ha guiado la labor científica en el
Dimitrov ha sido lograr una efectividad plena de sus estudios en un mayor
rendimiento de las producciones agropecuarias y de alimentos. Hasta la fecha no
son pocos los estudios que han hecho realidad ese propósito.
“Hemos participado en más de 80 proyectos de investigación y
actualmente trabajamos en 11 con prioridades nacionales y de técnicas
nucleares. Estos proyectos han tenido una incidencia directa en más de 40 áreas
productivas de nuestra provincia. Entre ellos el mejoramiento a la calidad de
la semilla y el incremento en la producción del frijol”, explicó el Máster en
Ciencias, Manuel Nieto, director de la Dirección de Investigaciones Agrícolas
del Instituto Dimitrov Máster en Ciencias, Manuel Nieto “Otros proyectos han
impactado de manera favorable en la nutrición de los suelos, en la
descontaminación del Medio Ambiente y en la creación de una variedad de arroz
con tolerancia a la salinidad, por solo mencionar algunos.
“Contamos además, con un laboratorio de tecnología, del cual
se han obtenido plantas para la comercialización y trabajamos con las bases
productivas en la introducción de tecnología con la que ya contamos para el
desarrollo de productos alimenticos como la yuca, el tomate y la calabaza,
mediante el asesoramiento de los capacitadores.
“No obstante, aún estamos insatisfechos con la aplicación de
muchas de estas tecnologías, que sabemos podrían brindar más aportes a la
producción de alimentos de la provincia”, destacó.
DE INNOVACIONES Y OTRAS ESTRATEGIAS
Desde inicios de la década del 90 del pasado siglo al
Instituto se integró la estación experimental Jucaibama, una entidad esencial
en la materialización de los estudios forjados en el Dimitrov.
“Entre nuestras prioridades ha figurado las alternativas
nutricionales para satisfacer necesidades de los cultivos, deprimidos por la
ausencia de insumos generados a partir del inicio del Período Especial”, señaló
el Máster en Ciencias Agrícolas, Eduardo Manuel Tamayo, investigador auxiliar y
Director de la Estación.
“Destacan de nuestros resultados el logro de una combinación
órgano-mineral de fertilizantes orgánicos con los físicos para hacer un uso más
racional en los cultivos, el desarrollo de medios biológicos que favorecen el
incremento de los volúmenes productivos y el registro de una nueva variedad de
melón: el dimay de castilla, el cual se aprobó dentro del proceso industrial
para la elaboración de helados y para la comercialización como fruta de alta
aceptación en el mercado turístico.
“De igual manera se ha trabajado con tecnologías en canteros
para el cultivo de la cebolla y su aumentado en el rendimiento por hectáreas
(la cual se generalizó en la zona costera de la provincia), así como en la
producción de semillas, el mejoramiento genético del maíz, con la variedad del
tusón y la producción del tomate en polos productivos de Yara, Veguita y
Bayamo.
“Destaca de nuestra labor la producción de frijol, que
permite la sustitución de importaciones. Actualmente contamos con más de cinco
variedades de frijol rojo, cuatro del negro y se están haciendo estudios para
la incorporación de variedades del color crema y blanco.
“También disponemos del cultivo del higo. Tenemos la única
higuera del país con tres variedades que pretendemos generalizar para la
elaboración de mermeladas, vinos y aliñaos”, concluyó Tamayo.
DEUDAS
A pesar de ser incuestionable la significativa labor del
Instituto, sus investigadores confiesan sentirse aún en deuda con la población
en temas tan sensibles como la mayor producción de alimentos.
“Estamos trabajando en la retroalimentación de la ciencia y
la producción mediante un acercamiento a los productores, permitiéndoles que
puedan acceder a una mayor variedad de semillas y experimentar en sus propias
fincas cuáles son las que más le resultan para incrementar las producciones”,
dijo Ray Valentín.
“Pero no basta con que seamos una institución de avanzada,
con un personal calificado, si estas investigaciones no tienen un valor de uso
para los productores y estos luego no lo traducen en más comida para el
pueblo”, reconoció por su parte Ramiro Ramírez.
“Por tanto, la insatisfacción que tenemos es no ver
totalmente desarrollada en las condiciones de la producción lo que ha generado
esta institución y hay que contribuir a mejorar la oferta alimenticia y a la
formación del productor, que es el eslabón más importante”, añadió.
El reto es aún latente para el Instituto “Jorge Dimitrov”.
No obstante, ni bloqueos económicos, ni condiciones climatológicas adversas, ni
las carencias materiales han impedido en 35 años que se detenga esta maquinaria
de hacer ciencia e innovaciones, al servicio siempre del desarrollo
agropecuario en el país.
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