El
central niquereño “Roberto Ramírez”, de Granma, no marcha al ritmo esperado
debido, entre otras causas, a la mala calidad de las cañas recibidas en los
últimos días.
Texto y fotos: Mailenys Oliva Ferrales
A pesar de no haber tenido grandes contratiempos en el proceso industrial, el central niquereño “Roberto Ramírez”, de Granma, no marcha al ritmo esperado debido, entre otras causas, a la mala calidad de las cañas recibidas en los últimos días.
La UEB (Unidad
Empresarial de Base), que durante el pasado 2015 sufrió un incendio cuyas
consecuencias impidieron la arrancada a tiempo en la actual temporada de
molida, previó al inicio de la zafra un plan de 25 mil 411 toneladas de azúcar;
propósito que ya comienza a dar señales de incumplimiento.
“Nosotros arrancamos la
zafra con más de 20 días de atraso a la espera del equipo dañado por el
incendio y esto fue desfasando un poco la madurez de la caña, aunque en este
momento tenemos cumplidas 22 mil 807 toneladas de azúcar, lo que significa que
la zafra vino marchando favorablemente hasta los primeros días del mes de mayo”,
explicó Rafael Almaguer, Jefe de Producción de la citada UEB, quien añadió:
“Sin embargo, a raíz de
las lluvias que han comenzado a caer desde el pasado cuatro de mayo, causantes
de que la caña que estaba en los campos a parte de estar quemada no se pudiera
sacar a tiempo, se ha deteriorado considerablemente nuestra producción, debido
a que esta caña viene con muy mala calidad y baja los parámetros de eficiencia
del central”.
Según explicó el Jefe
de Producción, por sus características, este tipo de caña que recibe ahora la
UEB niquereña proporciona poca azúcar, se dificulta la obtención de una óptima
calidad de la misma y sirve prácticamente solo para miel.
“Este año nuestro
central no ha tenido grandes tiempos perdidos por rotura, e incluso hemos
continuado moliendo con las que se han presentado para no parar la producción,
siempre que estas no comprometieran el proceso industrial, ni la calidad de la
azúcar y a pesar de que exigiera un esfuerzo mayor de los trabajadores; pero
independientemente de esa voluntad con el ritmo actual necesitaríamos más de un
mes para poder cumplir”, auguró Almaguer.
“De todas maneras el
compromiso que tenemos los agroindustriales del Roberto Ramírez es seguirle
sacando a las cañas que nos lleguen el máximo de azúcar para seguir aportando a
la economía del país”, concluyó.
Con la apremiante de
tener a las puertas el período lluvioso en la región, todo apunta a que el
cierre de la molida en el Roberto Ramírez tendrá un sabor más bien “agridulce”,
teniendo en cuenta que aún faltaban por producir al momento de la visita de la
prensa a la industria niquereña unas dos mil 600 toneladas.
Minimizar el incumplimiento
se convierte, por tanto, en un empeño de sus más de 400 trabajadores, quienes
deberán enfrascarse a tiempo completo en la producción en aras de aprovechar
hasta el último grano de azúcar posible.
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