(Conversación imaginaria de la niña Beatriz Ganado Arias, de
13 años, con José Martí)
En el jardín donde se cultivan rosas blancas tiene lugar una
conversación muy singular. Es el primer día de clases y conversan Pilar,
Meñique, Nené Traviesa y Piedad con Martí.
Nené Traviesa le pregunta a Martí: ¿Me puede decir la mejor
forma de estudiar?
-Bueno, responde Martí, la fórmula tú misma la hallarás: No se sabe bien sino lo que se descubre.
Para mí los conocimientos se fijan más en tanto se les da una forma amena.
-La educación comienza
en la cuna y termina en la tumba, le respondió Martí.
Meñique, deseoso de aprender, como siempre, no quería perder
la oportunidad y le preguntó al Maestro: ¿Nos enseñará usted la historia de
América?
-Por supuesto, respondió Martí, De América soy hijo y a ella me debo
Entonces, aprenderemos sobre los héroes de la patria
americana, comentó Meñique.
A lo que Martí respondió: Se afirma el pueblo que honra a sus héroes.
Piedad, inquieta, preguntó: ¿Qué es para usted la escuela? Y
Martí respondió: Una escuela es una
fragua de espíritus, porque hombres recogerá quien siembre escuelas.
Tomó la palabra Nené Traviesa para interrogar: ¿Qué piensa
sobre la labor de enseñar?
-Enseñar, respondió
Martí, es lo más bello y honroso del mundo.
¿Y sobre los estudiantes, qué piensa usted? Preguntó Piedad.
A lo que Martí, pasándole la mano por la cabeza a cada uno
de ellos, les dijo con voz amorosa: Los
estudiantes son el baluarte de la libertad, pero vamos, ya ha sonado el timbre
para entrar al aula. Rápidamente iniciaremos la clase de hoy, les gustará.
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