Por Armando Yero La O
El tiempo pasa y algunas de las consignas que tuvieron una justificada presencia en nuestro discurso, de frente a la presión del bloqueo norteamericano contra Cuba, han dejado de tener sentido.
Sin embargo todavía quedan algunos que las enarbolan como si
aun estuviéramos suspendidos en la azarosa década de los 60.
Ahora, en este minuto, las circunstancias son otras, a pesar
de que el cerco económico del imperialismo continúa inalterable en su forma y
esencia. Dicho de forma más simple: no sólo llegó la hora de cambiar el
discurso, sino también de pasar de la tesis de la “resistencia” a la de
producción con eficiencia.
Nuestro modelo, vale decir, el socialismo, no tiene por qué
estar divorciado de la abundancia en alimentos y otros bienes de consumo. Es
hora de realizar los cambios necesarios para que en la mesa del cubano se
manifiesten de manera concreta las bondades de la Revolución.
Nadie puede negar (porque ni el mismo Marx cayó en tal ingenuidad)
que el socialismo también es material. Negar las necesidades materiales del ser
humano en aras de un llamado a la “resistencia” que ya no guarda relación con
las circunstancias actuales, es poco serio.
Según Marx y Engels, el principal reto de los
revolucionarios es acometer los cambios necesarios en el espacio y tiempo
correctos para superar las contradicciones naturales de la vida social sin
dejar de defender los principios del socialismo.
Junto a la ofensiva ideológica tiene que ir la económica,
que debe implicar producción real, productividad, eficiencia, salarios
suficientes para satisfacer las necesidades mínimas indispensables,
estimulación al trabajo creador y en general, un nuevo enfoque de la
integración al proyecto revolucionario, de las generaciones más jóvenes de
cubanos esto es, los que nacieron durante la etapa más dura del Período
Especial.
No hay razones para arrepentirse de lo que hasta ahora se ha
hecho, a pesar de los errores que se cometieron, pero ha pasado el tiempo y
tenemos que abrirnos a otra etapa en la que trabajar para que la actual
generación de jóvenes pueda asegurar la continuidad del socialismo en Cuba.
El socialismo en Cuba tiene que estar a tono con el
presente. El socialismo puede modernizarse sin renunciar a sus principios
esenciales. Vayan a las fuentes originales y lo entenderán. Marx y Engels no se
equivocaron.
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