Por David Rodríguez
La vida marcha rauda. A veces no me percato de la velocidad que esta le impregna a mi cotidiano andar y, al final, llega ese instante supremo.
2013 ya es historia y ahora para mí, y miles de millones de
terrícolas, surge un nuevo período en el que trataré de encontrar respuestas a
las incógnitas que me pueblan.
Se trata de un nuevo año en el que, quizás, me acoja a la
jubilación, una palabra no muy agradable, pero que debo asumir por lo que
significa en la vida de un trabajador.
Ese momento será duro porque llevo casi 40 años haciendo lo
que me gusta y lo que me impulsó a hacer un querido periodista ya fallecido: Heberto
Carvajal Olazábal.
Creo que él, desde donde me esté mirando, debe estar
satisfecho gracias a aquella pregunta que me hizo: ¿quieres ser periodista?
Eso sucedió a finales de la década de los 60 cuando acompañé
a Juan González Casamor en una visita que hizo a la emisora Radio Bayamo.
A Juan también agradezco esa invitación que cambió para
siempre mi vida desde ese entonces, cuando la emisora estaba en la Plaza de la
Revolución de Bayamo.
Estos son parte de los recuerdos que se agolpan en mi mente
al hacer un recuento de mi paso por ese formidable e imprescindible medio de
comunicación que es la radio.
Dicen que cuando una persona comienza a hacer historias de
lo vivido es que ya está vieja, y los que sustentan esa tesis tienen un poco de
razón.
Llegar a viejo es un privilegio porque demuestra que se ha
vivido, disfrutado, bailado el paso por este mundo, donde según la UNICEF
mueren 19 mil niños diariamente por causas evitables.
Así que llegar a esa tercera edad no debe ser problema para
nadie, que como yo, ya ha sobrepasado ese límite.
Pero vuelvo al tema del nuevo año.
Tengo la esperanza de que todo mejore en mi país, sé que se
hacen esfuerzos descomunales para resolver asuntos a veces muy espinosos.
Quiero en este 2014 Cuba tenga la posibilidad de avanzar en
todos los órdenes y que nuestra gente aporte, con su trabajo, riquezas a la
nación.
Veo mucha alegría en mi barrio de La Ollá para esperar el
nuevo año.
Los vecinos están preparando sus cenas que compartirán con
sus semejantes.
Esa es otra arista que distingue a mi “patria chica” pues la
gente no es egoísta y de lo que tiene, le da al vecino, al amigo y quien pase
por su casa.
La de hoy será una noche inolvidable.
La música invadirá todos los sitios y la risa también estará
presente en la celebración, que es una tradición que nunca hemos olvidado.
Solo me queda desearles a mis lectores mucha felicidad y que
el amor contenido en cada uno de nosotros se disemine por todo el mundo.
Adiós a 2013.
Bienvenido 2014.
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