Por Alfredo Carralero Hernández
El Comandante en Jefe Fidel Castro dirigió personalmente las principales acciones combativas. |
La ofensiva final del Ejército Rebelde mostró, en todos los frentes durante los últimos meses de 1958, que sus columnas estaban bien entrenadas militar y estratégicamente para infligirle costosas derrotas a las fuerzas de la tiranía de Fulgencio Batista.
Era como un mensaje anticipado a las tropas enemigas sobre
la capacidad combativa adquirida en los escenarios de la guerra de liberación
nacional por las guerrillas desde los primeros tiempos de la Sierra, tras el
desembarco del Granma el dos de diciembre de 1956.
Todo Oriente, con su carga de hombres dispuestos a ofrendar
hasta sus vidas por la libertad, tendría en los llanos y montañas a las
principales avanzadas para el golpe final al ejército batistiano y declarar a
Cuba libre para siempre el primer día de 1959.
La heroica batalla de Guisa, dirigida personalmente por el
Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, en noviembre de 1958, insertó como
escenario de fuertes combates en la ofensiva final del Ejército Rebelde a la
zona oriental del país.
El triunfo de sus fuerzas en los diferentes enclaves de
combate dejó profundas huellas en el pueblo a partir de la moral y la dignidad
de los hombres que tomaron el camino de la lucha armada para derrotar aquel ejército
opresor de la dignidad nacional.
La victoria alcanzada en esa plaza militar dejó el saldo de
160 muertos de la parte enemiga y constituyó, a la vez, importante vía para
reforzar con las armas ocupadas las columnas rebeldes, las cuales proseguirían
los combates en otros frentes contra la tiranía.
El mapa estratégico trazado por los mandos del Ejército
Rebelde en camino hacia el derrocamiento y desmoralización de las fuerzas de
Batista, se expandió por otros escenarios de la lucha armada, donde se
alcanzaban a diario nuevas victorias.
La ofensiva sumaba acciones y triunfos en otras localidades
como Jiguaní, Contramaestre, Palma Soriano y el Cobre, mientras desde el
Segundo Frente Oriental Frank País, dirigido por el entonces Comandante Raúl
Castro, eran tomados importantes pueblos como Alto Songo, La Maya, El Cristo,
Dos Caminos, San Luis y Cueto, entre otros.
Todo Oriente era como un fuego en aquellos días finales de
diciembre de 1958, donde el hostigamiento a los cuarteles y posiciones de la
tiranía demostraban la mayoría de edad y la moral de combate de las fuerzas
rebeldes.
La historia recoge, en el plano militar, otros importantes y
decisivos combates librados por las columnas guerrilleras del II Frente
Oriental, las cuales tomaron a Sagua de Tánamo y atacaron a Cayo Mambí, bajo el
mando de los comandantes Belarmino Castilla Mas y Antonio Enrique Lussón
Batlle.
El asedio a esos cuarteles duró más de 45 días de constante
hostigamiento en la extensa zona, mayormente montañosa, de la actual provincia
de Holguín, y que en el caso de Sagua de Tánamo, las fuerzas enemigas apelaron
al uso indiscriminado de la aviación sin lograr detener el empuje rebelde hasta
la victoria total, el 24 de diciembre de 1958.
Los combates librados en El Cristo. El Cobre, Puerto de Moya
y Dos Palmas, en el III Frente, y los de las fuerzas del IV Frente Simón
Bolívar, en Gibara, Tunas, Los Güiros, Velasco, San Agustín, Puerto Padre,
Holguín y Chaparra, entre otros, confirmaban también la impetuosidad del Ejército
Rebelde y el cerco progresivo de la capital oriental
Las operaciones rebeldes en la ofensiva final de Oriente
tuvieron como escenario a Guanina, pequeña elevación cercana a la ciudad de
Mayarí, sitio por donde podrían escapar las fuerzas derrotadas de la tiranía,
al tener en cuenta su posición geográfica que la enlaza al mar por la costa
norte de esa zona del oriente cubano.
El hecho ocurrió alrededor de las tres de la tarde del día
31 de diciembre de 1958.
Fue personalmente Fidel quien ordenó enfrentar la guarnición
del régimen desplegada hacia ese lugar, registrado en la contienda rebelde como
uno de los últimos combates de la ofensiva final contra las fuerzas de Batista
en la antigua provincia de Oriente, antes de que entrara triunfante y
victorioso a la ciudad de Santiago de Cuba el primero de enero de 1959.
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