lunes, 30 de diciembre de 2013

Oriente, gigante en la victoria del Primero de Enero



Por Alfredo Carralero Hernández
El Comandante en Jefe Fidel Castro dirigió personalmente las principales acciones combativas.

La ofensiva final del Ejército Rebelde mostró, en todos los frentes durante los últimos meses de 1958, que sus columnas  estaban bien entrenadas militar y estratégicamente para infligirle costosas derrotas a las fuerzas de la tiranía de Fulgencio Batista.

Era como un mensaje anticipado a las tropas enemigas sobre la capacidad combativa adquirida en los escenarios de la guerra de liberación nacional por las guerrillas desde los primeros tiempos de la Sierra, tras el desembarco del Granma el dos de diciembre de 1956.

 Todo Oriente, con su carga de hombres dispuestos a ofrendar hasta sus vidas por la libertad, tendría en los llanos y montañas a las principales avanzadas para el golpe final al ejército batistiano y declarar a Cuba libre para siempre el primer día de 1959.

La heroica batalla de Guisa, dirigida personalmente por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, en noviembre de 1958, insertó como escenario de fuertes combates en la ofensiva final del Ejército Rebelde a la zona oriental del país.

El triunfo de sus fuerzas en los diferentes enclaves de combate dejó profundas huellas en el pueblo a partir de la moral y la dignidad de los hombres que tomaron el camino de la lucha armada para derrotar aquel ejército opresor de la dignidad nacional.

La victoria alcanzada en esa plaza militar dejó el saldo de 160 muertos de la parte enemiga y constituyó, a la vez, importante vía para reforzar con las armas ocupadas las columnas rebeldes, las cuales proseguirían los combates en otros frentes contra la tiranía.

El mapa estratégico trazado por los mandos del Ejército Rebelde en camino hacia el derrocamiento y desmoralización de las fuerzas de Batista, se expandió por otros escenarios de la lucha armada, donde se alcanzaban a diario nuevas victorias.

La ofensiva sumaba acciones y triunfos en otras localidades como Jiguaní, Contramaestre, Palma Soriano y el Cobre, mientras desde el Segundo Frente Oriental Frank País, dirigido por el entonces Comandante Raúl Castro, eran tomados importantes pueblos como Alto Songo, La Maya, El Cristo, Dos Caminos, San Luis y Cueto, entre otros.

Todo Oriente era como un fuego en aquellos días finales de diciembre de 1958, donde el hostigamiento a los cuarteles y posiciones de la tiranía demostraban la mayoría de edad y la moral de combate de las fuerzas rebeldes.

La historia recoge, en el plano militar, otros importantes y decisivos combates librados por las columnas guerrilleras del II Frente Oriental, las cuales tomaron a Sagua de Tánamo y atacaron a Cayo Mambí, bajo el mando de los comandantes Belarmino Castilla Mas y Antonio Enrique Lussón Batlle.

El asedio a esos cuarteles duró más de 45 días de constante hostigamiento en la extensa zona, mayormente montañosa, de la actual provincia de Holguín, y que en el caso de Sagua de Tánamo, las fuerzas enemigas apelaron al uso indiscriminado de la aviación sin lograr detener el empuje rebelde hasta la victoria total, el 24 de diciembre de 1958.

Los combates librados en El Cristo. El Cobre, Puerto de Moya y Dos Palmas, en el III Frente, y los de las fuerzas del IV Frente Simón Bolívar, en Gibara, Tunas, Los Güiros, Velasco, San Agustín, Puerto Padre, Holguín y Chaparra, entre otros, confirmaban también la impetuosidad del Ejército Rebelde y el cerco progresivo de la capital oriental

Las operaciones rebeldes en la ofensiva final de Oriente tuvieron como escenario a Guanina, pequeña elevación cercana a la ciudad de Mayarí, sitio por donde podrían escapar las fuerzas derrotadas de la tiranía, al tener en cuenta su posición geográfica que la enlaza al mar por la costa norte de esa zona del oriente cubano.

El hecho ocurrió alrededor de las tres de la tarde del día 31 de diciembre de 1958.

Fue personalmente Fidel quien ordenó enfrentar la guarnición del régimen desplegada hacia ese lugar, registrado en la contienda rebelde como uno de los últimos combates de la ofensiva final contra las fuerzas de Batista en la antigua provincia de Oriente, antes de que entrara triunfante y victorioso a la ciudad de Santiago de Cuba el primero de enero de 1959.      

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