sábado, 18 de enero de 2014

Cuba, ¿país de la prostitución infantil?



Por David Rodríguez

El tesoro más preciado de la sociedad cubana es su niñez
Cada cierto tiempo nos enteramos que en determinado país ocurren hechos deleznables como la prostitución infantil, un aborrecible delito que pasa a veces inadvertido para los responsables de evitarlos.

Ningún padre desea que sus hijas o hijos caigan en las tenebrosas redes de personas inescrupulosas que se dedican a propiciar la explotación sexual  de menores de edad.

Los gobiernos, conocedores de la existencia de estas manifestaciones delictivas toman drásticas medidas a favor de detener y hacer desaparecer de sus territorios esas prácticas nocivas.

En Cuba el Gobierno Revolucionario aplica fuertes sanciones penitenciarias a aquellos individuos que pretendan desarrollar tales prácticas en nuestra sociedad.

Nadie queda impune ante la evidencia de haber cometido tales actos pues la ley sanciona a quien lo propicie, incluso a aquellos que se dedican a fomentar entre los niños tan criminales desviaciones.

Un Estado como el cubano, apegado a los principios que lo sustentan, no permite posibilidad alguna para esos depredadores de conciencia siempre queriendo obtener dinero.

Hace pocos días la prensa norteamericana daba espacios a un hecho aborrecible desde todo punto de vista.

Una niña de 13 años era obligada a prostituirse amenazada de muerte por sus captores,

En cualquier parte del planeta estos hechos son sancionados de manera ejemplar debido al daño que ocasionan en las víctimas y en sus familiares.

La noticia de la pequeña norteamericana recorrió el mundo en poco tiempo y ocupó espacios destacados en periódicos, revistas y estaciones de radio y televisión.

No hay duda de que ese hecho causó repugnancia entre las personas decentes del planeta, constituyendo además una especie de alerta para familiares y autoridades en evitación del mismo.

Con todo lo ocurrido alrededor de esta niña, a nadie le pasó por la mente endilgarle la culpa por lo sucedido al gobierno del Presidente estadounidense Barack Obama,

El inquilino de la Casa Blanca no tiene responsabilidad alguna en ese hecho, cuyos responsables ya están recibiendo el tratamiento que para estos casos reserva la justicia de Estados Unidos.

He planteado lo anterior, porque diversos medios noticiosos de la contrarrevolución cubana, en Estados Unidos y Europa, se empeñan en recalcar que el Gobierno de Cuba alienta el turismo sexual.

Todo eso para tratar de dañar la imagen del país que según las instituciones internacionales que atienden la infancia, ha erradicado la desnutrición en ese sector.

Dicen todas esas mentiras sabiendo que en Cuba los niños son sagrados, protegidos por legislaciones vigentes y por los sentimientos de la población que sabe de los desvelos para su desarrollo.

Esos medios tergiversan la realidad cubana conociendo que Cuba tiene la más baja tasa de mortalidad infantil en el continente americano, superior a dos grandes potencias: Estados Unidos y Canadá.

Pero no solo medios de prensa se suman a esta sucia campaña de descrédito contra la nación, también algunos nacidos en esta tierra añaden fábulas y comentarios lesivos a la dignidad humana.

Una de esas voces llega desde Nueva York y pretende dictar cátedra acerca de la moral, las buenas costumbres, pero acusando al Gobierno de Cuba de alentar la prostitución infantil.

Si no fuera tan lesiva esa afirmación, originada por una mujer cuyo pasado dista mucho de lo que pretende denunciar, obviaría por dejarla a un lado.

Lo hace desde la ciudad de Nueva York, esa mega ciudad donde convergen personas de todas partes del mundo, lo que reafirma el origen inmigrante de sus habitantes.

Si bien Nueva York tiene atractivos indiscutibles en los campos de la cultura, la ciencia, el deporte, la política, también tiene, lamentablemente puntos rojos precisamente en la práctica de la prostitución. También hay negativos ejemplos en Los Ángeles, California.

Acerca de estas informaciones podría referirse la damisela que creyó dejar atrás su historia, que la persigue como su sombra.

Solo una mente podrida puede expresarse de esa manera, cuando en su niñez aquí recibió las atenciones que los niños cubanos disfrutan desde el mismo instante en que abren sus ojos.

No hay lujos, ni juguetes de última generación, pero no hay niños durmiendo en las calles.

No hay lujos ni juguetes de última generación, pero son vacunados contra disímiles enfermedades de manera gratuita.

No hay lujos ni juguetes de última generación, pero tienen asegurada la educación desde preescolar hasta el nivel universitario.

Cuba, contra viento, marea y las opiniones de desclasados y desclasadas, seguirá su rumbo, protegiendo a los niños que son el tesoro más preciado de nuestra sociedad.

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