Martín Corona Jerez
HISTORIA / Cuba
“La marcha irrumpió, vibrante y clamorosa, de los
instrumentos, sin cortapisas de ninguna clase, con todo el vigor que requería.
Un torrente armonioso, de catarata en ebullición, llenó la Iglesia, llenó los
corazones de los concurrentes, sumidos en éxtasis. No había nada con qué
comparar aquellos momentos. Las emociones más profundas chocaban en los
espíritus de la inmensa concurrencia. ¡Poderosa atracción la de aquel canto!”
Así describe el historiador José Maceo Verdecia, apoyado en
la tradición oral, la primera ocasión en que fue interpretada en público la
música de la marcha La Bayamesa, devenida Himno Nacional de Cuba.
El acontecimiento ocurrió el 11 de junio de 1868, en la
Iglesia Mayor de Bayamo, y constituyó uno de los momentos cumbres en la
conspiración que desembocaría, el 10 de octubre del mismo año, en el inicio de
la primera guerra contra el dominio colonial de España en la mayor de las
Antillas.
En su libro Bayamo, imprescindible para la historiografía
cubana, Maceo Verdecia recuerda que Perucho Figueredo, uno de los principales
líderes independentistas del país, compuso la pieza en la madrugada del 14 de
agosto de 1867, y por la noche la
interpretó al piano ante los fundadores del Comité Revolucionario de la
ciudad.
Corría mayo del año siguiente, cuando Figueredo entregó la
obra al músico Manuel Muñoz, encargado de realizar la instrumentación, para
interpretarla con su orquesta en el Te Deum y en la procesión de Corpus
Christie, festividades católicas efectuadas cada 11 de junio.
Agrega el investigador que en esa memorable oportunidad la
Iglesia Mayor estaba repleta de personas, incluidos el Comandanta Militar de
Bayamo y su distrito, el teniente coronel Julián Udaeta, y los conspiradores
antiespañoles, Perucho Figueredo, Francisco Vicente Aguilera, Francisco Maceo
Osorio, Donato Mármol, José Joaquín Palma, Juan Luis Pacheco, Esteban Estrada y
otros.
El historiador precisa que la orquesta estuvo integrada por
Manuel Muñoz Cedeño (violín y director), los violinistas Pedro Muñoz Jerez y
Juan Ramírez, los clarinetistas Manuel Muñoz Jerez, Joaquín Muñoz Jerez,
Joaquín Fonseca y Jesús Hechavarría, José Caridad Cedeño y Miguel Aguilera en
los cornetines, Juan Aguilera (trombón), Francisco Cedeño (bombardino),
Francisco María Tamayo (figle) y José Manuel Aguilera (contrabajo).
La primera interpretación de la música del canto patrio se
recuerda con frecuencia, pero tiene un aspecto no señalado hasta ahora, y es
que la incultura del gobernador militar de la comarca le impidió estar seguro
del carácter de la obra escuchada, y adoptar las represalias correspondientes.
Según Maceo Verdecia, terminada la celebración religiosa,
Udaeta pidió explicaciones a Figueredo.
“Señor gobernador, no me equivoco al asegurar, como aseguro,
que no es Usted músico. Por lo tanto, nada le autoriza a Usted para decirme que
ese es un canto patriótico”, respondió el hombre a quien, en su etapa habanera
como estudiante, le apodaron El gallito bayamés.
Enardecido tras la toma de la ciudad por los patriotas, el
pueblo de Bayamo cantaría por vez primera la letra del futuro Himno Nacional,
el 20 de octubre de 1868, y el siguiente
ocho de noviembre ocurriría el estreno oficial, a cargo de la orquesta de
Manuel Muñoz y un coro de seis jóvenes negras e igual cantidad de blancas.
La audacia, el amor a la libertad y el arte se abrazaron el
11 de junio de 1868, para convertir la
fecha en inolvidable, y demostrar, de paso, que la cultura es un requisito de
la dirección.
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