viernes, 3 de octubre de 2014

Bayamo, símbolo y síntesis de la nacionalidad cubana



Armando Yero La O

La fundación de Bayamo sigue alimentando el misterio que sustentan las brumas del tiempo y la leyenda. ¿Fue aquí, donde nos encontramos hoy, o allá, a la vera de las frondas rumorosas del tamarindo y el jagüey? Nadie sabe con exactitud y tampoco importa mucho. Es lo que significa Bayamo en el alma nacional lo que realmente cuenta. Porque desde su nacimiento, cuando apenas era un puñado de hombres cobrizos bajo el bayam, el árbol de la vida y la fertilidad, está dando al mundo ejemplos de dignidad y de heroísmo.

Es Bayamo el arcano natural de sublimes gestos de amor y sacrificio. Cuna de egregias figuras que aportaron al doloroso proceso de la nacionalidad cubana, los ingredientes esenciales de la rebeldía primero y del patriotismo después, ese sentimiento cristalizado en las llamas gloriosas que lo hicieron referente perpetuo de independencia y soberanía.

También es Bayamo la fragua donde entre el fuego y la poesía, se coció el canto nacional, aquel que preside todo acto de grandeza patriótica desde hace 135 años y que se proyecta al futuro cada vez más alto y diáfano.

Resurgida de cataclismos naturales y políticos, Bayamo fue siempre la ciudad señera, la que indicó la senda por donde habrían de entrar definitivamente en la Historia sus mejores hijos, sus más altos ejemplos de altruismo y desprendimiento y su inapagable vocación libertaria.

Bayamo no admite comentario de duda. Con su gesto inicial de verse arrasado en el fuego redentor antes que vivir en la prosperidad engañosa que provee la esclavitud, se ha situado fuera del juicio de la crítica.

Bayamo no es más grande ni menos grande que…o tan grande como…es simplemente el símbolo cristalizado en acto. Y para los símbolos no existen jerarquías. Con decir Bayamo, basta. Todos sentimos y comprendemos lo que significa en la perdurabilidad infinita de la Cuba eterna.

Bayamo de nuestros sueños y convicciones. Tú eres raíz y savia de nuestras vidas desde aquel noviembre lejano, perdido en las brumas del tiempo y la leyenda…

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