lunes, 20 de octubre de 2014

20 de octubre: Cuba canta con el corazón



Martín Corona Jerez

Aquí se cantó por primera vez el Himno
Nacional
Estrenado por su pueblo el 20 de octubre de 1868, el Himno Nacional de Cuba debe cantarse a todo pulmón, entre otras razones, debido a lo que representa y a lo heroico de su historia.
   
Esa marcha seria y vibrante surgió como parte de la conspiración que hizo estallar la primera guerra contra el dominio colonial de España en la mayor isla caribeña, y desde entonces sus notas animaron los instantes más sublimes y hermosos de la nación.
   
Con letra y música de uno de los principales líderes de la gesta independentista, Perucho Figueredo, la composición nació bajo el nombre de La Bayamesa, y fue reconocida como el himno de los patriotas en todas las convenciones constituyentes, empezando por las realizadas en la manigua redentora.

La noche del 13 de agosto de 1867, tres de los principales conspiradores de la ciudad de Bayamo, Francisco Vicente Aguilera Tamayo, Francisco Maceo Osorio y Pedro (Perucho) Figueredo Cisneros, se reunieron en la casa de este último.
    
Acordaron constituir el Comité Revolucionario de Bayamo, para organizar el levantamiento armado contra el dominio peninsular en la mayor de las Antillas, y Figueredo, que era músico, quedó encargado de componer el himno de los patriotas.
  
Perucho cumplió la encomienda en la madrugada del día 14, y por la noche, tras la presentación del Comité, realizó al piano la primera interpretación de la pieza.
   
En junio de 1868, en una atrevida acción conspirativa, la banda del maestro Manuel Muñoz ofreció al público aquella música sublime, en una ceremonia religiosa, dentro de la Iglesia Parroquial Mayor y delante de las autoridades ibéricas de la comarca. 
   
El accionar del Comité Revolucionario de Bayamo y de la Junta Revolucionaria de Oriente condujo a que el 10 de octubre de 1868 comenzara la primera guerra de los cubanos frente al dominio colonial.
   
Las notas de La Bayamesa, interpretadas por la banda de Muñoz, animaron a las tropas insurrectas, entre el 18 y el 20 del mismo mes, cuando combatían para tomar la ciudad.
  
En la mañana del 20, una vez concretada la primera gran victoria de los insurgentes, el pueblo de esta urbe y el naciente ejército libertador estrenarían la letra de aquella marcha estremecedora.
   
Abrazados por la alegría y el sabor de la libertad, negros y blancos, ricos y pobres, hombres y mujeres, jóvenes y ancianos, civiles y militares, cubanos y extranjeros, trabajadores manuales e intelectuales, cantaron los versos de Perucho y grabaron, en el cielo de Cuba, el simbolismo imprescindible de la unidad y el patriotismo.
   
A finales del siglo XX la fecha quedó instituida como Día de la Cultura Nacional, entre cuyas celebraciones una de las más emotivas consiste en que pobladores de Bayamo, junto a invitados de otras partes del país, cantan la marcha en el mismo sitio donde sus predecesores la estrenaron.
    
El Himno de Cuba, que nació para alegrar y comprometer al corazón, tiene un solo modo de cantarlo bien: con el corazón.

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