lunes, 23 de diciembre de 2013

Quiero ser mejor periodista, pero…



Por Yirmara Torres Hernández


Juro por mis padres, por mis hijos, por mis amores pasados y presentes, por la gente de mi barrio y hasta por mi vida, que quiero ser mejor periodista.

Quiero decir más y mejor, escribir sobre temas interesantes, retratar mi sociedad con sus matices, criticar para construir; quiero más libertad, más confianza, más amor en el periodismo.


No quiero desencantarme, ni que la desidia se apodere de mí; no quiero viciarme o dejarme llevar por la inercia de la mediocridad. Quiero hacer un mejor periodismo, pero no me dejan.

No me deja ese mecanismo de autorregulación que tenemos instalados los periodistas en nuestra mente, después de muchos trastazos, de muchos trabajos sin publicar por motivos inexplicables o de llamaditas regañonas.

No me deja el tutelaje excesivo de los organismos u organizaciones controladoras, que imponen una agenda rígida, colmada de coberturas a actos, reuniones o asambleas.

No me dejan las fuentes que se cierran a su antojo, que se pierden, que justifican, que no responden; las fuentes que son barreras infranqueables, que se creen dueñas de la información e ignoran su compromiso con la gente.

No me dejan las condiciones materiales: el transporte, las computadoras, la cámara, la grabadora, las pilas y la conexión; o mejor dicho, su carencia o ausencia.

No me deja el salario, que es poco e injusto y que iguala al talento y la mediocridad, al vago y al trabajador, a la creatividad y a la monotonía.

No me dejan los otros problemas, los de la casa, los de los niños, los de la escuela, los de la comida, los de la leche, el yogurt, los huevos, la carne, el jabón o el detergente; en fin, las preocupaciones diarias de todos los cubanos trabajadores.

Por suerte, me dejan la profesionalidad, el deseo de superarme y la voluntad de sobreponerme a todo: a la censura, al tutelaje, a las fuentes o a la carencia de recursos. Me deja la certeza de que lo principal sigue intacto y de que el pueblo sigue creyendo en nosotros.

Y sigo siendo periodista a pesar de todo, porque esta no es solo una profesión, sino una condición del alma, un modo de existir, una actitud, una altitud y una aptitud ante la vida.


Nota: Esto lo escribí para un Concurso en Vivo, celebrado en la sede de la Unión de Periodistas de Cuba, en Matanzas, el 13 de marzo último... Me sirvió para ganarme una botella de ron... que era uno de los premios...

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