Por: Harold Cárdenas Lema
El pasado mes de febrero tuve el placer de compartir durante más de tres horas con Leonardo Padura, uno de los escritores más reconocidos de Cuba y alguien muy comprometido con su país. Esta es una entrevista al Padura ciudadano, al escritor inmerso en una sociedad y que es ajeno a los elitismos que algunos desconocedores podrían achacarle. Las preguntas que verán a continuación buscan examinar nuestra realidad a través de la singular mirada que nos brinda Leonardo, hablaremos mucho de política con un poco de literatura, espero les sirva para entender de alguna forma este presente que nos tocó vivir. Comienzo preguntando ¿quién es Leonardo Padura? y este me brinda una respuesta novelada:
“Sigo siendo, en mis maneras de pensar y actuar, el muchacho que nació en 1955 en esta casa, en un barrio que ya tenía una relación histórica bastante larga con mi familia por la parte de los Padura. Cuando yo tengo cuatro años triunfa la Revolución, en el 62-63 comienzan ya las escaseces y los problemas, y ya era difícil en aquella época comprar un guante en una tienda.
A pesar de ello tuve una niñez muy feliz porque era muy
libre, y creo que la libertad es la medida de casi todas las felicidades.
Andaba por este barrio “suelto y sin vacunar”, con unos tenis sin medias, con
pantalón, sin camisa, jugando pelota, robando mangos, cazando lagartijas. La
escuela ocupaba un espacio pequeñísimo en mi vida, pero era muy agradable.
Esto hizo que fuera una infancia feliz, muy gregaria, con muchos amigos. De esos amigos aquí en el barrio ya quedan muy pocos, algunos murieron, otros se fueron de Cuba o del barrio, y eso es algo que resiento mucho. En el barrio me llamo “Nardito” porque mi padre se llama Leonardo y todo el mundo le dice “Nardo”. En lo fundamental, trato de seguir siendo Nardito.”
Mientras Padura habla, recuerdo que muchas figuras públicas tienen a sus hijos fuera de Cuba, en el programa “Con dos que se quieran” se veía esto a menudo, por el dolor que eso provoca le pregunto a mi interlocutor por qué resulta sintomático que aunque estas personalidades sientan orgullo de vivir en Cuba, sus hijos estén fuera del país. Padura responde que:
“El tema del desangramiento demográfico, intelectual, profesional y cultural que ha tenido lugar en Cuba durante los últimos años, es realmente uno de los problemas más graves que tiene el país. La emigración es un fenómeno que ha existido siempre y siempre va a existir. Cuando escribí La novela de mi vida y puse el conflicto de Heredia como exiliado, estaba tratando de alguna manera de ver este trauma desde una perspectiva permanente en la sociedad cubana.
Uno de los grandes problemas que tiene que resolver la sociedad cubana, es evitar que ese desangramiento de jóvenes profesionales se siga produciendo. Aunque se le quite el peso y la carga política, no deja de ser un problema social y un problema económico, con eso Cuba está perdiendo una de las riquezas que tiene. Mientras más rápido se normalice y se haga diáfana la relación entre el individuo y su decisión de vivir en cualquier parte del mundo, me refiero a lo que hoy le llamaríamos las reformas de las leyes migratorias cubanas, menos gente se iría de Cuba.
De todas formas hoy se está yendo la gente que tiene más posibilidad de hacerlo, por eso estas personas que fueron seleccionadas por Amaury para hacer las entrevistas en la televisión, que son de alguna manera el jet set cultural cubano, tienen más posibilidades de que sus hijos salgan a vivir fuera de Cuba, y es lógico que ellos lo defiendan como algo natural. Lo que no es natural para todos y no fue natural para mi generación.
Mi generación fue traumatizada con el tema de la emigración, del exilio, porque había en aquellos momentos un carácter absolutamente definitivo e irreversible en esa decisión. Yo no tengo hijos, por lo que no he pasado por ese problema, pero tengo un hermano en los Estados Unidos y por lo tanto me toca de cerca. Además, casi toda mi familia paterna, que tenía tanto arraigo a este barrio, viven allá. Yo también sé lo que es el sentimiento de pérdida, que cuando se convierte en un sentimiento de pérdida a nivel nacional, puede ser mucho más grave.”
La alusión al tema generacional me provoca una pregunta que siempre quise hacerle, una vez Padura se refirió a su generación como la de los “Mandaos” ¿por qué?
“A nosotros nos mandaron a hacer todo, si bien cada generación en Cuba pudiera reclamar para sí el derecho de haber sido con la que más se experimentó, creo que como la de nosotros, ninguna. La mía fue la que inauguró los cortes de caña estudiantiles, la que estuvo en la Zafra de los Diez Millones, la que tuvo la posibilidad de no ir al servicio militar si estabas estudiando, la que abrió las Escuelas al Campo e inauguró los Contingentes Pedagógicos.
No se me olvida que en el año 1971 ó 72, cuando se fundó el Destacamento Manuel Ascunce, nos encerraron durante seis horas en un teatro cerca del Pre de La Víbora y no nos dejaban salir hasta que tuvieran una cantidad de estudiantes que se comprometieran a ser maestros, porque era el compromiso del municipio. Fue un experimento terrible, que quizás resolvió la necesidad de profesores del momento pero tronchó infinidad de vocaciones, en una época en la que masivamente se podía ingresar a la universidad.
La mía es la generación que va a Angola (yo fui, por suerte como colaborador civil y no militar) y todas esas cosas nos fueron cayendo, nos fueron mandando sin preguntarnos nunca si queríamos ir, era un deber. Cuando llegaron los años 90 y el Período Especial, el país prácticamente colapsó, mi generación tuvo que dejar de comer para que comieran sus hijos. Inauguramos la bicicleta de nuevo y no tuvimos muchas oportunidades de decisión. Creo que el Período Especial fue una bendición en el sentido de que comenzó a crear una distancia entre ese Estado Todopoderoso y el individuo, y ese espacio se ha ido dilatando y llenando cada vez más de libertad.
Mi generación empieza a ver este espacio de mayor libertad en la sociedad, pero le llega cuando rondamos los 50 años, y entonces nos dicen que tenemos que trabajar 5 años más para jubilarnos, pero que a la vez nos pueden botar del trabajo. Es la Generación de los Mandaos pero también la Generación Escondida, porque nunca tuvo capacidad de decisión y tuvo que esconderse para que los palos le pasaran por encima y poder sobrevivir.
El enmascaramiento que se ha vivido en la sociedad cubana, en mi generación fue algo que se asumió como natural. La de mis padres decidió enmascararse, la nuestra era absolutamente enmascarada, si creías en Dios, en Changó o en Alá, lo ocultabas tranquilamente, si ningún problema. Cuando se pudo se llenaron de crucifijos y de cosas en las que siempre habían creído. Algunos eran incluso militares, militantes del Partido, miembros del Ministerio del Interior, que ocultaron sus creencias, sus preferencias, sus inclinaciones sexuales, para poder sobrevivir. Los jóvenes de hoy en día tienen la ventaja de que si eres religioso y homosexual, casi eres mejor visto que si eres ateo y heterosexual, porque empiezas a ser, coño, un poquito sospechoso.”
Entre risas, Lucía nos sirve un café, y le comento a Leonardo que su generación quizás tenga un poco más de perspectiva de la realidad porque conoció los buenos y los malos momentos de la Revolución…
“Somos la gente que llega de niños o adolescentes a los inicios de la Revolución, vivimos el proceso de homogenización de la sociedad que para nosotros tuvo algunas ventajas. Salvo algunas personas que eran conocidas como los “hijos de papá”, el 99% teníamos un par de tenis y un par de zapatos, dos pantalones y dos camisas que eran todas iguales, eso hizo que fuéramos realmente muy iguales.
Desde mi nostalgia esa homogenización se ve positiva, pero tuvo el lado negativo del enmascaramiento porque no podías ser diferente. También resultó negativo el que te exigiera la unanimidad, porque podías pensar diferente pero no opinar de otra manera, a riesgo de que dejaras de pertenecer a la homogeneidad y te convirtieras en diferente, pero en una sociedad en la que todos éramos iguales, esa era una carga muy pesada de llevar encima.”
Le recuerdo entonces que mi generación solo conoce el Período Especial, en cambio a veces se nos reclaman fenómenos como el paternalismo u otras cosas de las que los jóvenes no somos culpables en absoluto…
“A veces el Estado acusa a los ciudadanos de ser el resultado de lo que él mismo promovió. El paternalismo es una política estatal bastante complicada porque significa un compromiso del Estado y un desvalimiento del ciudadano, que solo puede pensar que tiene lo que el Estado le otorga, y ahí se produce una inversión de términos que es muy macabra, que afortunadamente hoy empieza a entenderse de otras maneras. Este país ha cambiado mucho, está cambiando mucho y va a cambiar mucho más, pero esta es una de las cosas que están cambiando: los ciudadanos empiezan a tener conciencia de su papel en la sociedad, y uno de esos papeles es mantener al Estado, que lo que hace es administrar los bienes de todos los ciudadanos. El Estado no produce sino que es dueño de cosas que nos pertenecen a todos.
Se está recuperando ahora una conciencia en la que el Estado te puede decir que: “tú no tienes nada que ver conmigo, eres trabajador por cuenta propia, te garantizo lo que constitucionalmente es mi obligación garantizarte, la salud pública gratuita y la educación de tus hijos…, pero te ganas la vida como puedas”. Entonces el ciudadano comienza a tener conciencia de que esa salud pública y esa educación no son tan gratuitas, porque cuando él paga impuestos al Estado está pagando el salario de ese médico y ese profesor. Toda esa relación empieza a verse de una manera diferente.
Cuando se nos acusó de haber disfrutado de “gratuidades indebidas”, no se preguntaron quién fomentó esas gratuidades indebidas y por qué…, nadie menciona quien decidió que en los años 1960 no se pagara la entrada a los estadios de beisbol. Casi dejan de pagarse los cines y por suerte no ocurrió porque pudimos habernos quedado sin cines (de todas maneras nos quedamos casi sin cines).
Tampoco se pagaban los teléfonos públicos, los ómnibus casi no se pagaban. Todos son muestras de ese paternalismo y gratuidades indebidas, promovidas todas por el Estado.
Le pregunto entonces a Padura cuál es su opinión respecto a que los jóvenes tengamos mayor participación política en el país, él responde que:
“Deberían tener mayor participación en todo. Es un país que está envejeciendo de manera ostensible, donde hay una gran cantidad de personas que dentro de poco pasarán a la tercera edad, por lo tanto es inevitable que los jóvenes tengan que asumir pronto el destino del país por ser el relevo generacional.
Yo siento a veces que las eternizaciones de los puestos de decisión en Cuba, en todos los niveles, es una de los factores que más inciden en que no haya una renovación de ideas, de propósitos y realizaciones mucho más grandes.
De pronto te encuentras aquí en Cuba que una persona dirige una revista (que no es suya) durante 25 años o dirige cualquier cosa durante 40 años o más. Eso significa que en esos 25 o 40 años toda una generación no tuvo la posibilidad de dirigir esa revista ni cualquier otra cosa. Creo que cada vez es más perentorio que la juventud tenga mayor acceso a niveles de decisión en todos los sentidos; en el social, en lo económico, en lo político, porque el mundo es cada vez más longevo. Mi generación tuvo apenas la posibilidad de dirigirse a sí misma, reconozco entonces la importancia de las nuevas generaciones como única garantía para el futuro de la nación cubana”
FIN DE LA PRIMERA PARTE
Próximamente: ¿Hasta qué punto seguimos siendo una Revolución? ¿Cómo sería una Cuba después de Raúl? ¿Existe una reforma o actualización del modelo cubano? Información y transparencia en nuestro proyecto político…
Entrevista a Leonardo Padura II: revolucionar la Revolución
"Existe una conciencia de la importancia de Internet, pero a la vez hay un desprecio extremo a la importancia de Internet para los ciudadanos" |
El término revolución se refiere a procesos de cambio o
transformación respecto al pasado, aun así, existe la noción de que durante
años el país se cambió o transformó muy poco a sí mismo. Leonardo, ¿hasta qué
punto seguimos siendo una revolución?
Esa es una pregunta muy difícil de responder porque es un
término que se ha viciado con una retórica y con una realidad demasiado
prolongada. Creo que la revolución es un momento en el que se producen grandes
cambios y partir de estos se trata de generar un tipo de sociedad diferente y
esta tiene que tener otro calificativo distinto al de revolución, porque
incluso en términos marxistas cubanos, en este país no creemos en la
“Revolución Permanente” de Trotsky.
El hecho de la revolución es importante en la medida en que
haya actitudes revolucionarias, en el sentido en que las cosas sigan cambiando,
se sigan perfeccionando y exista el espacio para poder darle la acepción
principal de la palabra: darle vueltas a las cosas. Pero precisamente esa
intención de mover las cosas, cuando no se hace desde arriba, en Cuba se ha
considerado incluso como contrarrevolucionaria, porque a veces no corresponde
con determinados cánones y maneras de pensar a las que hoy se les llama ortodoxias:
y si no se corresponde con ciertas ortodoxias, es muy atacada.
Yo pienso que la sociedad cubana necesita seguir
revolucionándose, y que los individuos revolucionarios son los que están a
favor del cambio, no en el sentido de cambiar un sistema por otro, sino de
mover la sociedad en el sentido del progreso. La imagen de la historia como una
espiral en ascenso, en progreso, solo puede lograrse a través de una
revolucionarización de la sociedad de manera general, en lo político, económico
y social.
Hubo un punto en Cuba, después del primer impacto del
Período Especial, en que se generó más el inmovilismo que la revolución. Por
eso siempre he dicho que con independencia de lo profundo que sean los cambios
y lo radicales o no que estos puedan ser, me siento mucho más identificado con
una política de cambios que con una de inmovilidad, y aunque a veces me
perjudiquen, tienen mi simpatía, porque siento que la sociedad cubana se ha
vuelto a poner en movimiento, ha vuelto a poner en marcha sus revoluciones.”
Como especular sobre el futuro del país no me parece una
actividad estéril sino que nos puede dar una medida de las perspectivas del
país, me atrevo a preguntar algo muy arriesgado, por mucho tiempo se habló
sobre cómo sería Cuba sin Fidel en la dirección, ahora ya sabemos la respuesta,
la pregunta sería entonces: ¿después de Raúl qué…?
“Realmente no lo sé, y ciertamente es arriesgado especular
en ese sentido, porque incluso, todavía no sé “con Raúl qué…” y solo se sabrá
en la medida en que pueda desarrollar su programa económico, que tiene
inmediatas consecuencias sociales y que va a tener consecuencias políticas. Es
un programa que está prácticamente comenzando, como ellos mismos reconocen y
como la realidad lo está diciendo.
Creo que lo que para muchos de nosotros es una lentitud en
los cambios, ha tenido que ver con un problema fundamental y es la falta del
control económico, yo lo llamaría la falta de perspectiva económica que existía
en el Estado y el Gobierno cubanos. Las decisiones que se tomaban en Cuba eran
todas políticas, las buenas, malas y regulares.
En el año 1992 se decidió todos los días dar un pan a cada
ciudadano de Cuba. Esto fue una medida política y no económica, pues la
economía decía que no había pan pero políticamente se decidió que había que
darles un pan a cada una de las personas. Esto fue los que nos salvó, pero
también nos perjudicó pues permitió que las cosas no cambiaran mucho antes, aun
cuando ya era evidente que había elementos del modelo, sobre todo a nivel
económico, que no funcionaban.
Lo primero que se ha tenido que hacer es recuperar ese
control económico y crear una perspectiva económica para pretender cambiar
ciertas cosas, porque si tú no sabes cuánto gana un país, difícilmente puedas
hacer ninguna planificación económica. Eso explica que los cambios fueran
primeramente tan lentos y mayormente en la superestructura, cambios que se
podían decidir con el dedo: “los cubanos pueden ir a los hoteles, pueden tener
celular, pueden comprar casa, pueden comprar carros”, medidas de carácter
administrativo o decisiones de carácter político.
En el caso de los teléfonos, por ejemplo, es una medida de
carácter político aunque tenga una razón económica muy evidente, porque durante
40 años la única manera de tener un teléfono en Cuba, era si el Estado te
otorgaba la posibilidad de tener un teléfono, y ahora por primera vez el
ciudadano puede ir libremente a una tienda y sacar 60 CUC, comprar un teléfono
y una línea. Eso es un gran cambio aunque parezca una cosa intrascendente desde
una perspectiva no cubana.
Los cambios de carácter económico que tienen que ver con
esta tercera Reforma Agraria que se está haciendo, la posibilidad de
comercialización de productos, de contratación de fuerza de trabajo (que
empieza siendo muy elemental todavía en estos momentos pero que la tendencia
parece ser a un incremento) sí va a provocar grandes movimientos económicos en
Cuba, que van a generar cambios sociales y políticos.
Hay que ver hasta dónde Raúl, en el tiempo que tiene para
gobernar, puede llevar adelante ese proyecto. ¿Qué va a pasar después? Es una
gran incógnita. Porque puede ser tanto un cambio político radical como un
retroceso político radical, y esa es la preocupación que tenemos muchas
personas en Cuba, que sabemos los cambios son necesarios. En general pienso que
la gente está por esa evolución, y la manera en que se produzca es lo que sigue
siendo muy misterioso sobre los próximos años.”
Eso me recuerda un debate que tuvimos tiempo atrás con otro
entrevistado, y le pregunto brevemente: ¿en Cuba existe una reforma o una
actualización del modelo?
“No lo he pensado con esos términos pero creo que hay una
reforma, están tocándose aspectos que antes se consideraban intocables. El otro
día había un delegado en la Conferencia del Partido que se preguntaba ahora
cuál era la relación de los individuos contratados por los empleadores privados
con el principio constitucional de que no existe la explotación del hombre por
el hombre en Cuba.
Él pobremente lo reducía a la pequeña empresa privada, decía
que explotaba el trabajo de los individuos que contrata… pero es que muchas
veces a esos individuos a los que contratan los particulares, estos les pagan 3
veces más de lo que paga el Estado. ¿Quién es más explotador, el pequeño
empresario o el Estado que paga 3 veces menos? Y al momento dijeron que eso
había que hablarlo de otra forma, que eso no es así, que si es de mutua
conveniencia no hay explotación, en fin, se complicó y a la vez se disolvió la
cosa.”
Hablamos entonces sobre el nivel de información y transparencia
que necesita el proyecto socialista cubano y le comento que generalmente a la
hora de los vacíos informativos o la falta de transparencia, se emplea el
argumento de que muchos elementos se ocultan para que no sean utilizados a
favor del bloqueo que se le hace al país. A mí personalmente me da la impresión
de que los servicios de inteligencia extranjeros saben más de lo que ocurre en
Cuba que los propios cubanos, y ese control de la información muchas veces nos
perjudica más a nosotros de lo que nos podría ayudar… mi interlocutor me
responde de inmediato.
“Yo creo que la transparencia en una sociedad siempre es
beneficiosa. Por ejemplo, en los planes económicos que se están haciendo, si
los ciudadanos tuvieran mejor conocimiento de hacia dónde se va y a dónde
quiere llegar el modelo económico cubano, la gente se sentiría más parte de ese
proceso.
Si la prensa debatiera más los problemas esenciales de la sociedad cubana y no siguiera única y exclusivamente las políticas que se establecen a nivel de Estado y de Gobierno, creo que eso ayudaría mucho más a que entendiéramos los cubanos el país en que vivimos y a que tuviéramos mucho más sentido de la participación.
¿Por qué no tenemos derecho a saber qué pasó con el cable de
fibra óptica de Internet? Esa es una de las muestras de la falta de
transparencia que hay en Cuba. Posiblemente hay un proceso policial y judicial,
del cual no se dan nunca determinados detalles porque pueden afectar esas
investigaciones.
Pero nos tienen que decir que el cable no es operativo porque
hubo un problema, porque dijeron que en junio del año pasado el cable sería
operativo y estamos en febrero y nada…
Este es un tema esencial, porque el problema no es que yo
tenga acceso a un Internet más o menos rápido, el problema es que el país no
tenga ese acceso, porque un país que pretende actualizarse económicamente y
funcionar económicamente, en estos momentos no lo puede hacer sin Internet, ya
sea de uso individual como de uso colectivo, social e institucional. Por
ejemplo, yo no sé cómo va a funcionar el puerto del Mariel sin Internet de alta
velocidad, porque si allí mandas un correo de negocios y este se demora una
hora en descargarse, se jode el negocio. Lo digo de una manera muy burda pero
es así.
Creo que tenemos derecho a más transparencia y claridad
informativa de la que tenemos actualmente (lo digo siempre dentro y fuera de Cuba
porque nunca digo fuera de Cuba lo que no sería capaz de decir en Cuba). Por mi
propia transparencia informativa creo que me he ahorrado muchos problemas,
sobre todo evitando sospechas. Cuando empecé a escribir El hombre que amaba los
perros lo dije a todo el mundo sobre qué estaba escribiendo, para que nadie
creyera que lo hacía a escondidas, porque allí hago críticas sobre la realidad
cubana y sobre la historia del socialismo… y porque sé que lo que digo toca
algunos temas muy esenciales.
FIN DE LA SEGUNDA PARTE
Próximamente: ¿Hasta qué punto asimilamos el estalinismo en
Cuba? ¿Por qué fracasó el Socialismo del siglo XX? ¿Cuba está enmarcada en el
modelo de Socialismo del siglo XX o del XXI? ¿Cuántas de las causas que
provocaron el fracaso del Socialismo del siglo XX persisten en Cuba todavía?
Entrevista a Leonardo Padura III: tras la huella del estalinismo en Cuba
“Nosotros seguimos el modelo económico estalinista, y en muchos sentidos, aún estamos pagando las consecuencias” |
El hecho de que Cuba haya protegido al asesino de Trotsky lo
interpreto que como una toma de partido a favor de un esquema de pensamiento
específico. ¿Hasta qué punto asimilamos los cubanos los dogmas y esquemas de
raíz estalinista que llegaron a Cuba? ¿Cuánto perdura aún?
“Creo que se asimilaron totalmente. Ante una petición de la
URSS de que este hombre viniera a Cuba, no había para el gobierno cubano otra
opción que recibirlo, aunque la razón de su traslado se debiera a que estuviera
cabrón por vivir en la URSS, porque su mujer era la que no resistía vivir allí,
y Cuba fuera el único lugar alternativo, porque ningún otro país lo aceptaba.
Cuba no tuvo otro remedio que aceptarlo, con la condición
que venía desde Moscú, de que Mercader debía permanecer en el anonimato. Que
tampoco fue tal. Este es un botón de muestra de algo que se practicó a todos
los niveles de la sociedad cubana, esa relación absolutamente de calco respecto
a los conceptos económicos, sociales y políticos soviéticos y no podía ser de
otra forma porque eso significaba lo que en aquella época se llamaba
“revisionismo ideológico” y Cuba estaba en la esfera más cercana a la URSS.
El problema fundamental es que el modelo económico
socialista que existió y se puso en práctica fue el modelo estalinista, pues no
hubo otro. Cuando Lenin muere en el año
1924, se estaban haciendo experimentos económicos en la URSS muy difíciles de
entender. Cuando uno estudia esa época cuesta trabajo entender exactamente qué
cosa era lo que querían y cómo lo querían, porque había ocurrido una gran
crisis económica, es el momento en que Bujarin le dice a los campesinos:
“enriquézcanse”, porque era la única manera de que no hubiera hambre en ese
país.
Muere Lenin en 1924,
ocurre la lucha por la sucesión, la Oposición dirigida por Trostsky, el error
infinito de apreciación de Trostsky respecto a las capacidades de Stalin, más
la imposibilidad que tenía ya de vencer a este porque tenía controlada las
bases mismas del Partido. Entonces Stalin se hace del poder y a partir de 1929
comienza todo un proceso de colectivización de la tierra y la creación de una
economía socialista de carácter estalinista.
En un momento del libro Vida y Destino, Vasili Grossman
dice: “durante el período de la colectivización general, vio convoyes atestados
de familias sacadas de los Gulags, vio caer en la nieve a personas extenuadas
que ya no volvían a levantarse, vio pueblos cerrados sin un alma, con las
puertas y ventanas tapiadas, vio a una campesina arrestada, cubierta de
harapos, el cuello carniseco, las manos oscuras de trabajadora, a la que
quienes escoltaban miraban con espanto, la mujer, enloquecida por el hambre, se
había comido a sus dos hijos ”.
Hubo canibalismo en la URSS durante la colectivización,
Ucrania pide que se considere genocidio porque aunque se le considera la zona
más rica del mundo por sus tierras, allí la gente morían de hambre y los padres
se comían a los hijos. Todo está demostrado documentalmente, no es mentira. Ese
fue el modelo económico que prevaleció con un Estado gigantesco que era el que
administraba toda la gran industria, incluso la pequeñísima también. Nosotros
seguimos ese modelo económico y en muchos sentidos aún estamos pagando las
consecuencias.
Resulta bastante simpático para unos pero dramático para
casi todos nosotros, que alguna vez se haya pensado que limpiar zapatos era
algo que le correspondía administrar al Estado. Yo recuerdo el día que el
limpiabotas insignia de mi barrio, un negro llamado Caridad, le intervinieron
su silla de limpiabotas y me dijo que se iba, le habían inventariado hasta los
trapos de dar brillo…te podrás imaginar el nivel de locura que hubo al
respecto.
Creo que fundamentalmente fue en la economía en lo que se
siguió ese modelo, porque afortunadamente para todos nosotros a nivel político
no hubo los excesos del estalinismo. La UMAP, que fue algo terrible e
inadmisible, fue más o menos como ir a un juego de pelota, unos Quince o ir a
la playa en comparación con lo que fue un gulag soviético, eso hay que
reconocerlo.”
Estamos convencidos de que el Socialismo que necesita el
siglo XXI no puede basarse solamente en el rechazo al modelo de Socialismo del
siglo XX que fracasó, tiene que ser la superación de ese, no solo rechazarlo
sino lograr algo mejor. Le pregunto entonces a Leonardo, ¿por qué fracasó el
Socialismo del siglo XX?
“Estas son preguntas muy complejas de responder, pero si
tuviera que encontrar una razón para poder explicar por qué una idea que nace
con el principio de que se va a crear una sociedad en la que todos los hombres
van a ser iguales y van a vivir con el máximo de democracia, esa idea se
pervierte y casi que se convierte en su contrario, si tuviera que encontrar un
punto, el más visible sería Stalin.
Pero también creo que desde antes ya esa idea empezaba a
tener grandes conflictos en su puesta en práctica. El problema es que el
marxismo estudió la sociedad capitalista y previó un posible modelo de sociedad
socialista pero la práctica se hizo de una manera muy convulsa, en un tiempo
muy convulso (finales de la I GM), en un país convulso (Rusia), de una lucha de
facciones absolutamente convulsa en la que un grupo pequeñito de luchadores
políticos que tuvieron más perspectiva del momento justo en el que estaban las
cosas, se hicieron con el poder.
A los bolcheviques no les tocaba el poder pero lo cogieron,
gracias a Lenin y a Trotsky en muy buena medida. Empezaron a experimentar y
fueron adaptando conceptos a la realidad, como suele ocurrir, y allí se fueron
perdiendo algunos principios básicos de esa idea.
En El hombre que amaba a los perros, más que hablar de un
sistema económico-social hablo de la perversión de la utopía, porque fue un
sistema socio-económico que entró en crisis, y aunque quedó en el pasado,
cometió determinados excesos que son parte de la historia y de la práctica. La
utopía está en la mente de los hombres, está en el sueño al cual todos tenemos
derecho, de vivir en una sociedad más justa, en un mundo más equilibrado, en el
cual la igualdad no sea solo una concepción sino un derecho.
La principal misión del Socialismo del siglo XXI, debe ser
cumplir ese sueño utópico que acompaña a los hombres desde la época de los
griegos. Ellos sabían que su sociedad no era una democracia real, por lo tanto
crearon un concepto utópico en un lugar llamado Atlántida. El deseo de que
todos los hombres vivan en igualdad, con las mismas posibilidades, en el máximo
de libertad y democracia creo que es la
aspiración, posiblemente total y justamente utópica (utopía quiere decir “en
ninguna parte”), pero es el derecho que
tenemos todos los hombres de poder aspirar, si no nosotros, a que nuestros
hijos o nietos tengan la posibilidad de llegar a ese mundo.
Lo terrible es que el fallo del experimento socialista del
siglo XX va a retardar muchísimo la posibilidad de una práctica socialista con
ese nivel de pensamiento utópico en el siglo XXI, porque las condiciones del
mundo cambiaron de una forma radical,
aunque también existen signos de cansancio estructural profundo del sistema
capitalista que hace pensar en la necesidad de una refundación de muchos
principios sociales y económicos.
Y yo no soy filósofo, soy novelista y me estás preguntando
cosas de filosofía, política y sociedad…”
Es que no queríamos hacerle una entrevista en calidad de escritor, nos interesa el Padura ciudadano, que participa en el proceso cubano… Le pregunto entonces: ¿Cuba está enmarcada en el modelo de socialismo del siglo XX o del XXI?
“Yo creo que a nivel de modelo Cuba está empezando un
tránsito. Si este llegará a un cambio
esencial del modelo, no lo sé. Tampoco sé hasta dónde llega la capacidad de
transformar tanto la sociedad cubana como para poder decir que se ha renunciado
a un modelo porque la propia evolución nos ha llevado a otro modelo, que
tendría que ser el socialismo del siglo XXI despojado de cualquier lastre
estalinista de los que arrastramos durante años y que perduran aún hoy, aunque
en algunas casos ya no sean parte de la política del Estado, pero si forma
parte del pensamiento de muchas personas.
Las concepciones estalinistas todavía hoy son la manera de
entender la realidad y la relación con nosotros de muchísimas personas con
poder de decisión. Haría falta mucho valor, sobre todo de algo de lo cual se
habla pero se ve poco: entregar capacidad de decisión a sectores de la sociedad
que piensan diferente, pero que sobre todo son más jóvenes. Ser más inclusivos, no condenar
siempre al que piensa diferente.
A mi generación le pasó su hora. Si a mí ahora me dicen que
si quiero ser el presidente de la República de Mantilla respondo que ni loco,
“tú estás arrebatao, tendría que ocuparme de los perros callejeros, que si el
otro deja la basura en la esquina, el reguetón a to’ pecho… que va”. No tendría
ni remotamente la intención de hacer eso, pero creo que los jóvenes si tienen esa
capacidad, esa necesidad de expresión y eso puede ser importante.”
La próxima pregunta era inevitable: Me gustaría que nos
explicara según su opinión y experiencias, ¿cuántas de las causas que
provocaron el fracaso del Socialismo del
siglo XX persisten en Cuba todavía?
“Cuantificar eso es algo muy difícil, creo que lo que está
cambiando va directamente contra muchas de esas concepciones. Ejemplo de ello
es el concepto de Estado paternalista, se le está restando peso al papel del
Estado, sobre todo a nivel económico. Pero tiene que llegar el punto que ese
peso también se desplace hacia la sociedad. El peso del estado hacia la
sociedad debe disminuir, sería lo lógico, lo marxista porque según la teoría
marxista en el comunismo desaparecerá el Estado, sin embargo en la práctica lo
que pasó es que se agigantó al Estado hasta convertirlo en un organismo
todopoderoso.
Los cambios que están influyendo directamente determinados
principios que existieron y que se practicaron en Cuba son un desmontaje de los
errores propios de ese Socialismo del siglo XX y habrá que valorar hasta dónde
llegan las virtudes de esos cambios como manifestación del Socialismo del siglo
XXI.
Pienso que es un privilegio poder asistir a lo que está
ocurriendo hoy en Cuba, y también es una responsabilidad, porque aunque a veces
no tenemos la palabra, hay que tomarla si tienes la posibilidad. Lo que se está
jugando no es el destino de un modelo, es el destino de una nación.
FIN DE LA TERCERA PARTE
Próximamente: ¿Qué significa el cambio de mentalidad?
¿Cuánto ha cambiado la prensa cubana? ¿Qué podríamos hacer para crear espacios
reales de participación en Cuba? ¿Qué le
sucedió a Padura en el Caimán Barbudo? Los excesos cometidos en los 70 y parte
de los 80, ¿eran atribuciones personales o formaban parte de una política del
Estado?
Entrevista a Leonardo Padura IV: el hombre que amaba a su
país
Un tema que nos preocupa mucho es el cambio de mentalidad en
Cuba, consciente de que siempre existe el peligro de que algunos sectores
dogmáticos secuestren el discurso del cambio de mentalidad y lo adulteren. ¿Qué
significa el cambio de mentalidad al que convocó Raúl?
“Ese es uno de los temas más complicados que existen en este
proceso que se está viviendo en Cuba: los cambios de mentalidades y la
necesidad de que se produzcan esos cambios. Muchos de los que sustentaron la
otra mentalidad son los que están promoviendo el cambio ahora y eso es muy
difícil.
Ese proceso tan complejo tiene que ver con el subconsciente del individuo, con sus principios, con lo que ha creído durante mucho tiempo, con la forma en la que ha actuado, por lo cual no estoy seguro de que muchas de esas personas puedan cambiar. No estoy seguro porque están acostumbradas a formas de dirección, de relación con los otros individuos, típicas de un modelo que se está tratando de modificar, y creo que es la parte más complicada de esta historia.
Aceptar que no todos los que piensan de manera diferente a
ti no son el enemigo, sino al contrario, que pueden ser aliados y protagonistas de una renovación de la
sociedad cubana, es algo complicado. Es
necesario admitir a los que disienten, y espero que se lea la palabra en su
justo sentido. Y no estoy hablando ya de personas con una posición abiertamente
hostil contra el gobierno cubano. Cuando digo Gobierno, Estado y Partido; hay
otro de los problemas grandes en Cuba, es que los tres aquí son lo
prácticamente mismo, y en ese sentido debe surgir una de las modificaciones que
creo necesaria: la separación de funciones.
En la reciente Conferencia del Partido Raúl exigió que este
no tuviera funciones administrativas, pero cuando el director de una empresa es
militante del Partido, el jefe del sindicato es del Partido, el jefe de
producción es del Partido, es muy difícil que haya una contraparte real en esa
estructura de dirección.
El cambio de mentalidad
es una gran necesidad, no se puede pensar igual que hace 15 años porque
el mundo es totalmente diferente. La caída del socialismo en Europa del Este
coincide y casi marca un momento en el que se está produciendo un cambio de
era: termina la Era Moderna-Industrial y comienza la Era Digital. Esta era
tiene sus propias exigencias, condiciones y regulaciones que son diferentes a
las que existían en los años 1980.
Todas las relaciones han cambiado con la Era Digital, los
periódicos han tenido que cambiar su perspectiva, la noticia es diferente a
como era hace 20 años, por lo tanto el cambio de mentalidad es absolutamente
imprescindible si se pretende una real actualización de una sociedad y un
modelo económico o reforma.”
Llamo la atención en que muchos de los funcionarios
presentes en la Conferencia fueron formados en la URSS, Padura me responde al
instante, sin titubeos…
“Sí acaso ellos van a obedecer a la orden de un cambio de
mentalidad. Pero no a un cambio real en ellos mismos”
Ahora le propongo discutir un tema imprescindible y al que
mi interlocutor ha hecho alusión antes pero por su importancia yo quería
abordarlo al final. ¿Cuánto ha cambiado la prensa cubana desde que Leonardo
Padura trabajó ahí?
“Nada, apenas ha cambiado, solo que junto a la firma aparece
un correo electrónico del periodista, pero no ha cambiado nada. El otro día un
comentarista en la televisión se refirió a la ocurrencia de un incidente
desagradable en un juego de pelota y no decía cuál había sido el incidente
desagradable. ¿Y de qué estamos hablando? Ese incidente fue público, lo vieron
muchas personas. Si yo tuviera interés, como tengo la posibilidad de acceder a
Internet, busco en Google y encuentro enseguida información sobre el hecho,
pero no sería en la prensa cubana.
Ha cambiado muy poco porque el Periodo Especial fue un
mazazo para el periodismo en Cuba. Si esa época provocó que los espacios de
libertad para la creación artística crecieran; la literatura, el teatro, las
artes plásticas, el cine, etc., para el periodismo fue una entrada en la
caverna y de la caverna no ha salido. En los años 1980 se pudo hacer un
periodismo bastante diferente en el que no siempre tenías que hablar de lo
mismo y podías escribir sobre diferentes temas. En los años 1990 esto fue
imposible.
Recuerdo dos artículos de esta época que me parecían los más significativos, referentes a la vida que se estaba viviendo en Cuba, uno era: “¿Cómo subir las escaleras sin cansarse?”, en la época en que no había elevadores ni electricidad. El otro se pudo haber llamado “¿Cómo limpiarse el culo sin papel?” A eso llegó el periodismo, a justificar que teníamos que vivir en un país sin elevadores y sin papel para limpiarse el culo. Y a tratar de demostrarnos que no era tan malo…
Creo que todavía no ha avanzado mucho. No por gusto en
varias ocasiones Raúl les ha dado una sacudida pero esa sacudida no ha tenido
efecto, ni va a tener efecto mientras los que la dirijan, los que la regulan,
incluso muchos de los que hacen la prensa (aunque los periodistas son los menos culpables) sigan
siendo los mismos.”
Le pregunto entonces ¿cuánto le falta a esa prensa para
cumplir con las exigencias actuales de
la sociedad cubana?
“Mientras la relación de los medios con el Estado, el
Gobierno y el Partido siga siendo la misma no tendremos satisfechas esas
exigencias. Tiene que haber un espacio de una prensa que no pertenezca ni al
Partido ni al Gobierno ni al Estado, es necesaria una prensa que pertenezca a
la sociedad. Cuando se logre el espacio para otro tipo de periodismo, sin
prescindir de los medios ya existentes en Cuba, entonces comenzará a cambiar la
prensa en Cuba… Lo que publica, por ejemplo Espacio Laical, ¿se reproduce en
algún períodico oficial?”
Le propongo referirnos a los espacios de participación social
en Cuba, como soy de la opinión de que los espacios existentes en el país son
de naturaleza formal, pregunto: ¿qué se podría hacer para crear espacios reales
de participación dentro de Cuba?
“La vía no la sé, pero sí reconozco la importancia de los espacios
de participación, de reales espacios de participación. Cualquier cubano honesto
sabe que las Asambleas del Poder Popular se han convertido en asambleas de
servicios locales en las que se habla del bache que existe en la esquina y el
delegado promete que los problemas se van a resolver o menciona y explica
porqué no se ha resuelto la cuestión del bache en la esquina.
Muy pocas veces en ese espacio, que supuestamente es el
momento que tenemos todos para debatir, se habla de los problemas reales, a
menos que venga la orientación de que se discuta un documento en el cual se
autorice para hablar de los problemas reales.
Es curioso, en la discusión de los lineamientos el tema del
que más se habló (y parece que por mucho) fue el de la libreta de abastecimientos,
de la posibilidad que desapareciera la libreta de abastecimientos. Las personas
estaban preocupadas por su
subsistencia inmediata y no
tenían la capacidad o posibilidad de
llegar a una elaboración de propuestas y
preocupaciones mucho más profundas, a pesar de que en muchos casos sí existió
un debate más abarcador y real sobre temas importantes.
Se ha perdido, o tal vez nunca haya existido en Cuba (tendré
que investigar) esa cultura del debate, ese debate público con respeto, en el
cual se defiendan posiciones y que los argumentos en contra no se entiendan
como agresiones. El proceso actual que se está desarrollando en la economía y
la sociedad, merece más esa reflexión colectiva y la prensa tendría que
convertirse en uno de esos espacios posibles.
Creo que la existencia de esos espacios para la opinión y el
debate serían muy necesarios, además le darían al ciudadano un sentido de
pertenencia y de sentir que sus opiniones se tienen más en cuenta.”
Desde que algún amigo me contó hace años sobre Leonardo
Padura y su historia, siempre quise preguntarle esto: ¿qué le sucedió en el
Caimán Barbudo?
“Fue una historia bastante típica de los años 1980, porque
no hubiera ocurrido igual en otras décadas. El director de la publicación era
un cuadro político de la UJC, sin preparación para dirigir la que en ese
momento era la revista cultural más importante de Cuba. Él tuvo durante varios
años una jefatura de redacción que prácticamente hacía y tomaba las grandes
decisiones de la revista.
Pero ocurrió un cambio en la jefatura de redacción y esa
persona quiso aprovechar para convertirse en el director de la revista. En ese
momento se creó una dirección colegiada entre el director del órgano y el
compañero de la seguridad que atendía la revista. A partir de ahí los niveles
de tensión que se llegaron a vivir en la revista fueron muy dramáticos.
Los que trabajábamos en el Caimán, pensábamos que íbamos a
trabajar allí durante muchos años. Era la revista cultural más importante de
Cuba, con una capacidad de generar opinión en el mundo cultural y
social-juvenil que era impresionante, sobre todo teniendo en cuenta lo ocurrido
en los años 1970. Cuando yo estaba en la universidad llegaba la revista en
paquetes que se depositaban en las escaleras para que las personas la tomaran regalada
porque casi nadie leía el Caimán Barbudo. Sin embargo en los 1980 las personas
hacían colas en los estanquillos para comprar el Caimán. Fue un cambio radical de una década a otra.
Mi caso en particular fue algo maquiavélico. El director no
me quería y la razón principal era que en aquella época yo pensaba de una
manera muy similar a la que pienso ahora. En una entrevista que le hice a una
persona, esta menciona a otra persona como su profesor, y ese profesor había
estado detenido en el aeropuerto de La Habana por regresar del extranjero con
unos dólares en el bolsillo. Se había creado un problema pero el jefe del
profesor había llamado a un gran jefe y ese problema se resolvió.
Increíblemente utilizaron el hecho de que esa persona
mencionara a la otra y yo lo publicara en la entrevista, como una muestra de
que yo no era capaz de realizar el periodismo con responsabilidad. Me
castigaron a estar seis meses como corrector. Al pasar ese plazo el primer
trabajo que me toca es realizar la cobertura del Festival de Teatro de
Camagüey. Estando en el festival me mandan a buscar para una reunión en el
Departamento de Cultura de la UJC. Cuando llego, con un día de atraso, me
entero de un grupo de decisiones que se habían tomado: sacaban al director de
la publicación porque aquello se había convertido en un caos, pero también
sacaban a varios periodistas, yo entre ellos.
En el Caimán de aquella época pasaba algo con mucha
frecuencia. Cada vez que se escribía un artículo que por asomo pudiera ser
asumido como una crítica, inmediatamente eras citado para una reunión en el
Departamento de Cultura del Comité Central. Esperabas en el Consejo de Estado
una o dos horas hasta que te conducían a la oficina del que era jefe en esos
momentos del departamento, Hugo Chinea, te echaban una descarga, te amenazaban
y te decían que no lo hicieras más. Siempre el compañero que atendía la
Seguridad en el Caimán se encontraba en la dirección del periódico… Después me
enteré que fue expulsado del MININT por actos de corrupción, como suele suceder
en estos casos.
La revista fue desintegrada, el director fue ubicado en otro
lugar, terminó trabajando en el ICRT como subdirector de programación de Tele
Rebelde y a otros nos mandaron a Juventud Rebelde. Al final yo creo que me
hicieron un gran favor, porque si yo hubiera seguido siendo un redactor del
Caimán Barbudo no hubiera tenido el desarrollo cultural, intelectual, de
relación con la historia y con la vida cubana que disfruté gracias a Juventud
Rebelde, donde tuve (y esto también es típico de los años 1980) la posibilidad
de hacer el periodismo que me dio la gana.
A pesar de que llegué con el cartel de
problemático-ideológico a la dirección de ese periódico, donde también las
personas que la conformaban eran cuadros de la UJC, no les importaron mucho mis
“antecedentes”. Allí empecé a trabajar en el equipo de cultura y en muy poco
tiempo mis trabajos en cultura se convirtieron en material de estudio de las
dependencias de cultura sobre las que yo escribía.
Se hicieron folletos sobre mis trabajos, se reproducían, se
estudiaban y las personas comentaban: “miren por qué dice Padura que la semana
de la cultura es una mierda”… el lío es que estaba toda aquella cosa formal de
que tenía que existir una semana de la cultura, una biblioteca municipal… y yo
la emprendí contra todo aquello de la formalidad y el compromiso a cumplir. Eso
me permitió que me llevaran al equipo que pretendió empezar a realizar un
periódico diferente en los domingos, que al final se logró. Para mí trabajar en
el Juventud Rebelde fue una experiencia bastante satisfactoria.
En el Caimán siempre te sentías con una sensación de
culpabilidad, de que estabas haciendo algo mal, de que estabas siendo vigilado,
en cambio ni en el Juventud Rebelde ni en la Gaceta yo jamás supe quién era el
compañero de la Seguridad que nos atendía, mientras que en el Caimán cada vez
que entrabas en la dirección, el hombre estaba presente.
Resulta llamativo que durante muchos años los funcionarios
que cometían excesos en sus cargos, solo eran sancionados por cargos de
corrupción de índole económica y no por las otras prácticas igualmente
criticables. Le pregunto si esos excesos:¿eran atribuciones personales o
formaban parte de una política del Estado?
“Ellos aplicaban al extremo la política del Estado. Yo creo
que ese tipo de funcionarios ante la duda siempre dice que no, y la duda puede
estar presente en cualquier cosa. Son personajes que defienden los pequeños o
grandes privilegios que tienen, algo típico del pensamiento burocrático, los
defienden como los bienes más importantes. Y la reacción de nunca contradecir
lo que viene “de arriba” y siempre que sea
necesario por alguna coyuntura aplastar lo que se origina abajo,
sencillamente lo aplastan para no contradecir a los superiores.
No es casual que en determinadas circunstancias favorables
esas personas terminen cometiendo actos de corrupción porque al final o desde
el principio, la defensa a ultranza de una posición social, más que la
responsabilidad que entraña esa posición social, es un acto de corrupción. Si
por 80 litros de gasolina y las tres o cuatro prebendas que existan, eres capaz
de aplastar cualquier posibilidad que no tiene nada que ver con una posición
contrarrevolucionaria, entonces eres corrupto.
En aquella época nosotros éramos muy inocentes, reconozco
que mi generación padecía de una inocencia pasmosa y una buena fe absoluta, a
pesar de que ya estábamos empeñados en cambiar las condiciones culturales,
sociales, y de pensamiento respecto a lo ocurrido en los años 1970, que se
caracterizaron por ser una etapa de máxima ortodoxia política, incluso de
marginación y de represión cultural. Por lo tanto la necesidad de cambiar como
reacción natural a esas condiciones de la sociedad cubana y de la aspiración de
cultura de la sociedad cubana, era algo que inevitablemente teníamos que
hacer.”
Termino con la impresión de que estoy hablando con alguien
que ama profundamente no solo su barrio, sino su país, le pido entonces a
Leonardo Padura que nos responda el famoso cuestionario que le tomamos prestado
a Bernard Pivot:
¿Cuál es su palabra favorita? Trabajar
¿Cuál es la palabra que menos le gusta? Envidia
¿Qué es lo que le enciende emocionalmente-creativamente? La
ignorancia me motiva y me enciende, y es un buen encendimiento.
¿Qué es lo que lo desanima? La imposibilidad de vencer la
ignorancia.
¿Cuál es el ruido o placer que mayor placer le produce? Hay
uno que es privado… pero diría que los primeros acordes de The Fool on the
Hill.
¿Cuál es el sonido o ruido que aborreces escuchar?
Últimamente el reguetón.
¿Cuál es su grosería favorita? “¡Manda pinga esto…!”
Aparte de su profesión actual, ¿qué otra cosa le hubiera
gustado ejercer? Pelotero.
¿Qué profesión nunca ejercería? Árbitro, en ningún sentido
porque no me gusta decidir por otros.
Si Dios existe y llegara usted al Cielo y se lo encontrara
en la puerta, ¿qué le gustaría que Dios le dijera al llegar? Coño, mi socio, te
estaba esperando…
Muchas gracias Leonardo.
“Armando Hart fue importante, se reunió muchas veces con
nosotros, él decía algo que ojalá se hubiera aplicado y se aplicara más en la actualidad:
es mejor equivocarse que no opinar, lo dijo en varias ocasiones en el Caimán
delante de nosotros, pero si te equivocabas te costaba caro”.
Tomado íntegramente de La Joven Cuba
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