David Rodríguez
CULTURA / Artes Plásticas
Friman, el pintor de lo abstracto |
Dicen que el ruso Vassily Kandinsky es el creador del arte
abstracto, una manifestación poco comprendida en su tiempo, pero que tiene hoy
a muchos seguidores en todo el mundo.
Es casi seguro que el artista ruso no se imaginó jamás que
en una ciudad del oriente de Cuba le surgiría un émulo, como afianzando una
especie de estrategia para que esa manera de pintar no muera.
Raylven Friman Ramírez, un joven bayamés que se inspiró en
los bocetos de su hermano ingeniero industrial, ha querido seguir el camino del
afamado artista ruso nacido en 1866.
Durante tres años Friman estudió en la Escuela Profesional
de Artes Plásticas de la provincia de Las Tunas y hoy es especialista de la
Galería Taller Experimental Pequeña Dimensión.
Además es profesor de la Escuela Profesional de Artes
Plásticas Oswaldo Guayasamín, y miembro del Registro Nacional del Creador y
de la Asociación Hermanos Saiz.
Friman dice no tener límites en el desarrollo de su manera
de plasmar las imágenes abstractas y goza con esas musas que le acompañan desde
el amanecer para dejar esa huella en el lienzo.
Conversando con este joven nacido en Bayamo en 1982,
manifiesta que recibió la influencia de muchos creadores de la ciudad de los
que absorbió lo mejor de sus ideas.
Al hablar Friman deja ver ese lado de luz que todo pintor
lleva por dentro, defiendo con pasión su obra y proyecta una seguridad que lo
ancla al presente y al futuro con resuelto optimismo.
Por supuesto que el pintor no busca la perfección en la obra
que realiza, más bien deja que sus manos vayan dibujando sus impulsos,
convirtiéndolos en cataratas de colores.
Una de las obras de Friman. |
Observando el fruto de su labor Friman da la impresión que
tiene una carrera contra el tiempo que lo lleva a soñar y luego a plasmar en
trazos los impulsos del corazón.
Sonriendo dice que no todo es fácil en este camino del arte
que ha elegido, que son muchas las dificultades con las que se tropieza que van
desde los materiales hasta los espacios para exponer.
Agrega que hay muchos obstáculos para insertarse en los
circuitos expositores de la capital cubana, donde hay galerías de mucho
renombre y en las que todos desean exponer sus obras.
No se amilana ante estos escollos y dice que él hace lo que
le corresponde que es pintar y que en su caso también tiene que hacer la labor
del representante.
Esto le toma tiempo por todo lo que se debe hacer para
alcanzar un espacio en el que sus obras puedan disfrutarse o criticarse por
parte de los especialistas.
Sabiendo que tiene muchos años por delante en los que confía
en tener la posibilidad de ocupar el espacio que su talento le permita alcanzar
para bien de sus sentimientos y del arte en general.
La conversación llega a su final pero la sensación que deja
el artista es que no cejará en su empeño de continuar desde el mundo de lo
abstracto su trayectoria en el mundo de las imágenes.
Puede afirmarse que Friman le rinde culto a Vassily
Kandinsky, enalteciendo su estilo desde el Caribe, donde también lo abstracto
cobra vida en los colores del amanecer.
Cuando se tiene cerca de un artista de su talla, la vida
cobra destellos innombrables, muestra de lo que lo abstracto es bello,
apasionante y atractivo.
Tal vez así lo sueña Friman bajo la sombra del gran pintor
ruso.
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