Por Maylenis Oliva Ferrales
CULTURA / Música
El desespero de un enamorado víctima de las inclemencias de una separación amorosa, la complicidad de tres de sus amigos y el hecho de encontrarse en Bayamo, tierra fértil para la composición, fueron los principales ingredientes que dieron vida a una antológica canción romántica y trovadoresca, primera de su tipo escrita en la Isla cubana.
CULTURA / Música
El desespero de un enamorado víctima de las inclemencias de una separación amorosa, la complicidad de tres de sus amigos y el hecho de encontrarse en Bayamo, tierra fértil para la composición, fueron los principales ingredientes que dieron vida a una antológica canción romántica y trovadoresca, primera de su tipo escrita en la Isla cubana.
“La Bayamesa” como se conoció entonces y hasta nuestros
días, debe su justo nombre a quien fueran dedicados aquellos enardecidos versos
de amor: la joven María de Luz Vázquez y Moreno, una genuina bayamesa que había
robado con su encanto los más hondos suspiros de Francisco del Castillo.
Pero lo que no supusieron los cuatro jóvenes galanes
(Francisco del Castillo, Carlos Manuel
de Céspedes, José Fornaris y Carlos Pérez) que aquella noche del 27 de marzo de
1851 entonaron la melodía tras los barrotes de la ventana colonial de Luz, era
que “La Bayamesa” no solo serviría para conmover a la joven y lograr la reconciliación
de la pareja, sino que su letra sería por demás, génesis de otras tres
versiones surgidas en circunstancias muy diferentes a la de la original.
“¿No te acuerdas gentil bayamesa, Que tú fuiste mi sol
refulgente Y risueño en tu lánguida frente blando beso imprimí con ardor?”, así
fue escrita la primera estrofa de la singular canción que durante aquella noche
emocionara a varios bayameses, vecinos de Luz y luego, durante siglos, a miles
de cubanos.
No obstante, la que fuera en sus inicios una composición
aparentemente inocente cobró pocos años después (1868) y en plena manigua, allí
donde los primeros mambises alzaron sus machetes contra el dominio español, una
connotación patriótica plagada de un profundo sentimiento anticolonialista.
“No recuerdas, gentil bayamesa que Bayamo fue un sol
refulgente donde impuso un cubano valiente con su mano el pendón tricolor? /No
recuerdas que en tiempos pasados el tirano explotó tu riqueza pero ya no
levanta cabeza moribundo de rabia y temor?”
La autoría de esta versión la historia no ha podido
descifrarla aún, aunque algunas especulaciones apuestan por uno de los cuatro
jóvenes que compusieron “La Bayamesa” de 1851, pues todos, excepto Castillo,
quien muriera un año antes de iniciar la guerra, se involucraron en la gesta
revolucionaria como activos patriotas.
Pero de los campos volvería a resurgir otra vez y ahora con
más fuerza “La Bayamesa”. Su letra se modificaba y tomaba forma de marcha de
guerra, semejante a la marsella francesa.
Sin embargo, no podían sospechar las autoridades coloniales
en Bayamo ni su gobernador, que la marcha entonada en la parroquia de de la
Villa como parte de una fiesta religiosa fuera entonces el preámbulo de un
himno que lanzaría al pueblo a la lucha y el que aún nos identifica en todo el
mundo como nuestro Himno Nacional.
“¡Al combate corred Bayameses! Que la patria os contempla
orgullosa; No temáis una muerte gloriosa, Que morir por la patria es vivir.”
Versos que según la tradición histórica y popular fueron fraguados por Perucho
Figueredo (insigne patriota bayamés) desde su caballo el 20 de octubre de 1869.
Así, parecía que “La Bayamesa” había llegado a su máxima
expresión y reposaría la realización de otras versiones, pues las ya escritas
en momentos significativos de la historia local, estaban perennes en la memoria
de los bayameses.
Pero, no fue así. Más de cuatro décadas después, el letargo
se rompía bajo la composición y musicalización del inigualable cantautor
santiaguero Sindo Garay, quien obtuvo el mérito de hijo adoptivo de la ciudad
de Bayamo.
Sindo hacía con esta, la tercera versión de una canción de
desamor y amor a la vez, devenida luego canto de arrobo revolucionario y
llamado de guerra, en su propia “Bayamesa”, más conocida en Cuba como “La
Bayamesa” de Sindo Garay.
“Tiene en su alma la Bayamesa triste recuerdo de
tradiciones, cuando contempla los verdes llanos, lágrimas vierte por sus
pasiones”. Volcada nuevamente en la candidez de una dama, la antológica canción
y cada una de sus versiones, pasaron a ser desde entonces, una emblemática
muestra de identidad nacional.
Por estos días vuelve otro 27 de marzo y también otras
bayamesas de este siglo XXI acudirán allí (Ventana de Luz Vázquez), donde se
escuchara por vez primera su melodía, a revivir 162 años después, las
emocionantes notas musicales de “La Bayamesa”.
Vaya con la canción, no existe la partitura???? Vivo fuera de Cuba hace años y no es fácil encontrar la música de esa inolvidable melodía
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