Por David Rodríguez
Plaza del Himno, imagen emblemática de Bayamo. |
Amar a Bayamo es muy fácil. Es una ciudad que se deja
querer, tanto por los nacidos aquí como los que llegados de otros lares,
reciben la condición de hijos adoptivos.
Y es que quizás sean las aguas de su río las causantes de
ese arraigo que siente uno hacia esta ciudad que cuando estamos lejos contamos
los segundos para reencontrarnos con ella.
Nuestra ciudad es hermosa. Ya sabemos eso. Es además,
hospitalaria, alegre en todas las épocas del año pues en cada barrio, en cada
calle abunda la risa y el abrazo fraterno.
Ahora que se acerca el 5 de noviembre fecha para celebrar el
aniversario 500 de su fundación, Bayamo sigue siendo una referencia no solo en
la historia, bien ganada y defendida.
Es una ciudad por cuyas calles andan y desandan hombres,
mujeres y niños con la mirada puesta en el futuro para el que se preparan con
ansias de contribuir a su grandeza.
Y eso solo se logra cuando hay un alto sentido de
pertenencia, cuando los habitantes de una ciudad como Bayamo la asumen como lo
que es suya, por los cuatro puntos cardinales.
Bayamo tiene muchas calles estrechas por donde han pasado
durante tantos años esos coches tradicionales desde los que han salido tantas
notas musicales en noches de serenata.
Una ciudad bohemia como la nuestra tiene el orgullo de haber
tenido entre sus hijos a aquellos que cantaron La Bayamesa en momentos de
reconciliación amorosa.
Esos trovadores nos han dejado una herencia que no podemos
soslayar, pues el legendario Pimpo La O, nos enseñó a no perder esa música que
sale del alma de los corazones enamorados.
El corazón se engrandece cuando al pasar por cualquiera de
las calles, vemos las tarjas que van marcando hechos de trascendencia histórica
y patrimonial.
Bayamo aglutina, convoca, resume y glorifica la conciencia
de sus hijos que quieren regalarle las mejores imágenes de su existencia para
que jamás las pierda.
Ni terremotos ni huracanes, podrán hacer añicos la extraordinaria ciudad que es Bayamo,
sembrada en el centro del oriente cubano, brújula y destino de la nación
cubana.
Cinco siglos de existencia no marcarán el declive de nuestra
bella ciudad, todo lo contrario, la fecha señalará el punto de partida para
hacerla más hermosa y más amante de sus hijos.
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