“Mi tío el exiliado” es una propuesta teatral cargada de
cubanía, que desde el pasado 29 de abril y hasta este 5 de mayo, estuvo
regalando la prestigiosa compañía Rita Montaner al público de Bayamo en el
teatro principal de la ciudad.
Con esta puesta en escena, donde se entremezclan múltiples
matices y realidades que nos acercan a nuestras cotidianidades desde el humor y
el drama, el grupo da inicio a una gira nacional para celebrar su aniversario
51.
Bajo la dirección artística de Fernando Quiñones y con un
elenco de una docena de actores encarnando personajes de niños, guajiros, una
maestra y el “tío exiliado”, la obra propone a los espectadores ir de la
tragicomedia a los sentimientos que siempre afloran en un tema tan sensible a
los cubanos como es el de la emigración.
Escrita por Yerandi Fleites, “Mi tío el exiliado”, vuelve al
argumento recurrente del irse y el quedarse, una realidad que ha sido plasmada
desde diversa manifestaciones estéticas como la plástica, la literatura, el
cine y por supuesto el teatro.
Sin embargo, diferencia a su discurso el hecho de que esta
puesta en escena, no se centra en las manipuladas cuestiones sociales de lo que
implica abandonar el país por la razón que sea o el retorno a la Isla con
nuevas realidades de esas personas y de los que desde dentro sufren o han
sufrido la partida de sus seres queridos.
Mi tío… va más allá de lo que a simple vista puede
percibirse, porque está pensada para transmitirle a quienes tienen la dicha de
vivir junto a los actores la trama que se cuenta, el valor de la familia por
encima de idas y regresos, o de opiniones “estatales o institucionales” al
respecto.
Sobre este tópico Frank Padrón, escribió: “… por eso Fleites
Pérez prefirió adentrarse en algo al que concede el auténtico valor: los
sentimientos y estos se imponen al margen de las orillas, de los falsos
distanciamientos, de las lejanías físicas y de todo tipo.
“…es una obra desde la esencialidad, la insularidad y la
peculiaridad de un modo de ser, más allá de las ideologías y las geografías,
más allá de los credos y las (sin) razones”, concluye Padrón.
Así desde la ironía, el humor o la tragedia por intervalos,
retomando luego una trama donde también están presentes el absurdo, el habla
típico de los cubanos o el chiste político, esta obra de excelente factura nos
invita sin reparos a mirarnos hacia adentro, rechazando viejos prejuicios en
torno al tan llevado y traído tema de la emigración.
Por ello su director y conjunto actoral defienden una puesta
en escena que le da valor al amor por encima de obstáculos, falsas concepciones
o diferencias de ideologías, para que salgan a flote con más fuerza e ímpetu
las raíces que siembra la familia sin importar de qué lado de las orillas se
encuentre.
Tras la espléndida acogida que recibió del público bayamés,
la compañía continuará su periplo por las ciudades de Camagüey y Ciego de
Ávila, donde “Mi tío el exiliado”, llegará para mostrar lo mejor del cubano en
la Isla y fuera de ella.
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