domingo, 7 de abril de 2013

La cultura: herramienta indispensable para el sostenimiento de la nación cubana



David Rodríguez   CULTURA / Música
El joven pianista de origen campesino Manuel de Jesús
es la expresión viva de una cultura inclusiva
La cultura es una de las herramientas más importantes conque la ciudad de Bayamo cuenta hoy, cuando el paso de los días la llevan a su aniversario 500 en noviembre próximo.

Mientras una caterva muy pequeña de asalariados cubanos, empleados del Gobierno de Estados Unidos se pasea por el mundo denigrando de su pueblo, artistas de esta zona se empeñan en afianzar aún más las raíces de nuestra cultura.

Una muestra de esa realidad se puso de manifiesto en los jardines de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) en Granma, durante la peña La Noche del Bolero.

Este espacio, liderado por ese prestigioso músico que responde al nombre de Orlando Quesada Arévalo, (Guapachá), es una fortaleza de la cultura granmense y cubana.

Nada más estimulante que ver a este gladiador de sueños, superando dificultades, atando cabos, organizando esa velada destinada a la felicidad de sus compatriotas.

El primer jueves de cada mes, la música, la poesía, la danza, las artes plásticas, pueden encontrar un sitio donde se reconoce al hombre, a la mujer que distingue a la cultura.

En ese bello espacio convergen artistas de trayectoria destacada, pero también los bisoños, que  comienzan a mostrar aptitudes y talento en las manifestaciones culturales que ejercen.

Así sucedió con la presentación del Cuarteto Entre Cuerdas, hermosas mujeres amantes de la buena música que interpretan a través de guitarra, laúd y tres.
Cuarteto Entre Cuerdas, integrado por hermosas
muchachas bayamesas

El tiempo transcurría y el escenario iba ocupándose por otros artistas como Dayana Batista cantando, acompañada por Luis Millet, piezas del hermoso cancionero cubano.

Una de las atracciones de la noche se produjo con la actuación de alumnos de la Escuela Provincial de Arte Manuel Muñoz Cedeño de Bayamo.

Estos, ya adolescentes se presentaron integrando un grupo basado en las raíces del jazz, esa maravillosa expresión musical que nos legaron los negros de Nueva Orleans.

En el piano, un joven procedente de las montañas de la Sierra Maestra, municipio de Bartolomé Masó, de nombre Manuel de Jesús, expresión viva del ejercicio permanente de inclusión de la sociedad cubana.

Él y sus compañeros, regalaron piezas musicales cubanas y extranjeras, hecho solo posible gracias al sistema social imperante en la Isla.

No faltó esa representación de la música de los campos en la persona de Aníbal Licea, siempre presente en esta peña de la UNEAC de Bayamo.

Como colofón, la presencia de un grupo muy estimado en Bayamo, encabezado por Santiago Silva, quien desde las teclas de su acordeón se complace haciendo buena música.

Culminó así otro buen momento de la cultura en Granma, en el que se paseó la música como reina indiscutible de la noche, reafirmándose como una herramienta eficaz y necesaria.

Paradójicamente,  otros nacidos en esta Isla y con objetivos muy diferentes, se proponían desde otras latitudes, destruir estos sueños, esta manera de amar a la patria desde el Olimpo de la cultura


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