miércoles, 22 de mayo de 2013

El café más suculento de Bayamo



Clara Maylín Castillo   GASTRONOMÍA / Servicios

El Café Serrano es una de las unidades gastronómicas
más visitadas de la ciudad por su buen servicio.
Cuando por primera vez probé el café con crema del Café Serrano, en una visita a Bayamo en marzo de 2009, supe que ese producto sería para mí la singularidad más atractiva de la urbe. Efectivamente, tras un lapso de cuatro años, esa oferta se mantiene entre las preferencias de mi paladar, como una propuesta única en la ciudad, aun cuando no se le puede reconocer un mismo grado de calidad todos los días.


Cada ser humano tiene sus predilecciones; por tanto, no puedo afirmar que otros asimilan de igual forma la experiencia, sin embargo, puedo asegurar que no pocos lugareños y foráneos aprecian las infusiones que se preparan en la instalación. Basta con observar el local lleno en cualquier momento del día, las colas que incluso se extienden hasta el parque aledaño a altas horas de la noche, los cientos de personas que llegan allí en cada jornada, algunos seducidos por sugerencias ajenas, pero la mayoría atraídos por una especie de magnetismo que ejerce el lugar.

La seducción puede partir de la gama de opciones que va desde el café express y el carretero hasta los que incluyen bizcocho, queso, crema, leche, licor, y en un peldaño superior de complejidad, la especialidad del establecimiento, el café serrano, una suerte de coctel preparado  con café, crema, licor y azúcar.

Para mayor beneficio de los clientes, los precios no tienen nada que ver con los de locales parecidos de otras provincias del país, como el ubicado en la Terminal de Ómnibus de La Habana, donde un café con leche, aun algo insípido, cuesta cinco pesos en moneda nacional. Aquí los precios oscilan entre los 20 centavos y los tres pesos, hecho que concede a la cafetería el privilegio de figurar como una de las escasas instalaciones gastronómicas del Estado que combinan tres méritos: confort, la autenticidad de las ofertas y la afluencia habitual de personas de cualquier clase social.
Aquí se desgusta el mejor café de Bayamo.

Hablando del confort, me parece válido especificar la conservación de un mobiliario reluciente; la cristalería que permite contemplar el paisaje citadino; acondicionadores de aire; la vajilla incólume, dígase tazas, vasos, cucharas, azucareras, copas y platillos, y hasta periódicos disponibles para la lectura mientras se paladea el café: un plan perfecto para el deleite de la población, de ahí que no me sorprende haya surgido el 13 de diciembre de 2006, en la época dorada de Bayamo, cuando el entonces Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba en Granma, Lázaro Expósito, inauguró esta y otras obras como la cremería La Luz y el Piano Bar.

Los 60 kg de café puro que llegan cada semana desde Santiago de Cuba son suficientes para que los consumidores queden satisfechos del servicio que reciben. El reclamo que cualquiera de ellos podría hacer me parece estaría relacionado con la necesidad de mantener la calidad (la homogeneidad laboral de los dos turnos), y con la conveniencia de que los meseros informen a cada cliente acerca de las ofertas en pie. Por lo demás el funcionamiento del Café Serrano en su sección de infusiones me parece digno de alabanza. He allí un reducto de lo que fue esta ciudad en sus días de gloria.

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