sábado, 28 de mayo de 2016

Tabacos cubanos con esencias de mujer

Aunque llegaron por diferentes circunstancias a la fábrica “Mario Alarcón” de Bayamo, a Virginia Castillo y a Luz Marina Rodríguez las une, hace ya más de 35 años, la misma pasión por el torcido y despalillo del tabaco cubano.

Texto y fotos: Mailenys Oliva Ferrales
Virginia Castillo, acumula más de 15 años al frente a la sección sindical de la fábrica, unido a su tarea como despalilladora.

Diferentes circunstancias las colocaron, siendo aún muy jovencitas, en la rama de la producción tabacalera desde la fábrica “Mario Alarcón” de Bayamo. Sin embargo, desde hace ya más de 35 abriles, a Virginia Castillo y a Luz Marina Rodríguez las une la misma pasión por el torcido y despalillo del tabaco cubano.


“Yo comencé con apenas 16 años en este mundo y aunque la profesión que yo quería era la del magisterio para hacerme Licenciada en Historia, mis condiciones de salud no me lo permitieron. Después me llegó el curso de tabaquera, lo pasé y empecé a trabajar en esta fábrica, donde ya llevo 39 años”. Así confesó a Radio Bayamo Digital, la despalilladora Virginia Castillo.

A su lado, la también veterana tabaquera Luz Marina Rodríguez, quien acumula en su expediente laboral más de cuatro décadas en la producción de tabaco, rememora igualmente su llegada a la fábrica bayamesa.

“Yo comencé con 16 años. En esa época en la fábrica trabajaba un hermano mío y entré con la idea de ser mecanógrafa, pero me pusieron en las oficinas y allí no di. Después me pasaron por todas las áreas de la producción: anillado, rezago y despalillo, entre otras, además de trabajar como operadora de máquina hasta que finalmente me propusieron pasar el curso de tabaquera y lo acepté”.

Estas dos mujeres, que durante décadas se han consagrado al sacrificado oficio de transformar con sus manos las hojas de la planta tabacalera hasta convertirlas en tabacos para el comercio, disfrutan de su quehacer más allá de los planes y las producciones a cumplir.  

“Siempre he trabajado en el departamento donde se prepara la materia prima para el tabaco. Ahí nosotros nos ocupamos del manojo de capas, al cual se le hace el proceso mediante el planchado, el despalillo y la selección de hojas de acuerdo al tamaño del tabaco para luego pasar a los talleres de torcido.

“Y  no sé si es porque a mí me gusta mi trabajo pero yo por lo general cumplo y hasta sobre cumplo con la norma. Claro, hay ocasiones en que la materia prima no trae toda la calidad que quisiéramos y entonces se dificulta el trabajo. También he pasado varios cursos pero siempre me he mantenido en este mismo puesto porque a mí me gusta lo que hago”, asegura Virginia.  

En tanto, Luz Marina afirma: “yo no soy de las largas, pero entre los cortos soy de las más largas. Y no me gusta quedarme atrás, por eso vengo todos los días a las seis de la mañana.

“Por otro lado aunque este es un trabajo riguroso, que agota, aquí se trabaja con deseo. Yo ya estoy en la edad de retiro y todavía le sigo el ritmo a la producción diaria. Incluso a veces, les digo a mis compañeros que yo no sé qué voy a hacerme cuando ya no esté en la fábrica.

Con la puesta en marcha de la resolución #6 relacionada con el pago por resultados, ¿sienten ustedes beneficios económicos o aún no se materializa en el respaldo salarial?

Virginia: La resolución no está mala. Pero, ¿qué pasa?, pues que tenemos que producir para que los pagos por resultados sean mayores. Hasta ahora la fábrica no ha alcanzado los indicadores salariales que han logrado otras empresas, aunque si hemos visto mejorías en este sentido. No obstante, podría ser un poco más.
Luz Marina Rodríguez, tiene más de cuatro décadas en la producción de tabaco en la fábrica bayamesa.

Luz Marina: Este es un trabajo de mucho sacrificio. Nos pagan todo lo que hacemos y a veces trabajamos hasta el doble y al triple con tal de cumplir, pero todavía no nos sentimos satisfechos del todo con la estimulación, realmente creo que podría ser un poquito más y eso permitiría que las producciones se incrementaran”.

Así, con insatisfacciones propias de su labor cotidiana, pero orgullosas de un oficio al que llegaron por casualidad y del que se han enamorado irremediablemente, echan a andar la producción de miles de tabacos “nacidos” de su constancia, empeño y rigor.


Y es que, Luz Marina Rodríguez, reconocida como vanguardia nacional en su función de torcedora y Virginia Castillo, con más de 15 años frente a la sección sindical de la fábrica unido a su tarea como despalilladora, son solo dos ejemplos de quienes dignifican en Granma, este oficio genuinamente cubano.

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