Signados por el principio de la voluntariedad, hombres y
mujeres de la costera comunidad de Cabo Cruz, en Granma, evitan con su trabajo
dentro de los Destacamentos Mirando Al Mar, la entrada de droga a su
territorio.
Texto y fotos: Mailenys Oliva Ferrales
En una faena conjunta determinada por el sacrificio, los
desvelos y la integridad moral de sus protagonistas, miembros del Destacamento
Mirando al Mar en la costera comunidad de Cabo Cruz, en Granma, apoyados por
las tropas guardafronteras, evitan con su quehacer cotidiano la entrada de
droga a ese territorio.
Son ellos gente humilde que van desde pescadores, maestros,
amas de casa y hasta jóvenes trabajadores y estudiantes, quienes apuestan por
la tranquilidad ciudadana, antes que permitir la entrada ilegal a su tierra de
los paquetes de drogas tirados al mar.
Iniciativa de los Comité de Defensa de la Revolución (CDR) estos destacamentos dan cobertura al recalo de droga tanto por vía terrestre como marítima.
Para conocer el quehacer de quienes le roban horas al sueño
para amanecer antes y evitar con sus búsquedas la llegada a manos
inescrupulosas del flagelo, un equipo de prensa se dirigió hasta Cabo
Cruz.
Allí, montado en su bote y sin apenas aparatar la mirada de
los mangles, encontramos al joven Roilán Hernández, quien comentó sobre algunas
de las causas que propician que sea esa una de las regiones más activas en el
recalo de droga.
“La situación geográfica en la que nos encontramos nosotros,
donde se hace un triángulo unido al paso de los vientos y las corrientes
marinas, permite que sea esta una zona propicia para el tráfico internacional
de droga”, señaló.
Al respecto el capitán Alexander Verdecia, miembro de las
tropas guardafronteras que allí laboran explicó: “la misión nuestra aquí es el
enfrentamiento al narcotráfico, y ya llevamos varios años que se nos están
llegando lanchas desde el extranjero con el objetivo de introducir droga al
territorio.
“Para evitar esta actividad ilícita contamos en Cabo Cruz
con el apoyo de dos destacamentos Mirando al Mar que están organizados en una
patrulla marítima y una terrestre. Recientemente uno de los miembros del
Destacamento mirando al mar entregó un paquete de droga”, agregó el Capitán
Verdecia.
MIRANDO EN LA COSTA, EN EL MAR Y EN LOS MANGLES
Divididos en el destacamento número uno “Celia Sánchez
Manduley” y en el Destacamento número dos “Mariana Grajales”, más de medios
centenar de hombres y mujeres de esta comunidad buscan sin horarios, por la
costa, en chalupas por el mar y entre los mangles, cualquier rastro de droga
que hasta esa región pueda haber llegado.
Sobre cómo realizan el complejo recorrido apuntó Inés
Meriño, Jefa del destacamento que realiza las búsquedas por el mar.
“Todo el recorrido se realiza en chalupas y en un relieve incómodo
porque los compañeros del destacamento tienen que entrar por todas las
coberturas que tiene el mangle y subirse encima de él debido a que ahí se
incrustan los paquetes de droga, tanto de mariguana como de cocaína, porque de
los dos tipos hemos encontrado”.
Una faena similar, pero a la orilla del mar, realizan los
miembros del destacamento terrestre, al cual pertenece Nelsa Viltres, quien
rememoró la primera vez que encontró un paquete de droga.
“Fue en una de las guardias. Allí mismo, entre dos piedras,
cercanas a la playa encontré el paquete. Rápidamente lo entregué en el puesto de mando de las
tropas guardafronteras y se hicieron los procedimientos pertinentes en estos
casos”.
Así recordó aquella jornada, en la que interceptó por vez
primera un recalo, esta cubana de 57 años, para quien integrar el destacamento
es un orgullo, teniendo en cuenta que en esa labor está implícita la
tranquilidad ciudadana de quienes habitan esa región.
Un sentimiento similar profesa por esta tarea voluntaria,
que no implica ninguna remuneración económica, la también miembro del
destacamento Noris González.
“Para mí es tan grande el orgullo de ser parte del
destacamento que he logrado que mis tres hijas y mi esposo se incorporen a él,
incluso la más chiquita ya a los 16 años entregó su primer paquete de droga”,
señaló.
Como Nelsa y Noris, más de medio centenar de habitantes en
Cabo Cruz no necesitan de otro incentivo que el de sentirse útiles para formar
parte activa de los Destacamentos Mirando al Mar, una faena que a decir de sus
propios protagonistas, precisa de tiempo, disposición, compromiso y
responsabilidad.
En este sentido Adrián González, coordinador municipal de
los CDR en Niquero explicó que los Destacamentos Mirando al Mar se rigen por
los principios de la voluntariedad y la selectividad.
“Voluntariamente las personas manifiestan su deseo de
integrar los destacamentos, pero no basta solo la voluntad, es preciso que el
accionar de ese individuo se corresponda con los principios éticos de la
Revolución cubana, por eso también es selectivo.
“Además, la función de los destacamentos es proteger el
litoral y evitar el recalo de drogas, las salidas ilegales, la destrucción de
la flora y la fauna y las posibles infiltraciones”, agregó.
SIEMPRE ALERTAS
Según comentaron los integrantes de los dos destacamentos
los meses de mayo a septiembre constituyen el período de mayor recalo, pues
elementos inescrupulosos tratan de
burlar la vigilancia teniendo en cuenta que durante esta etapa aumenta el ir y
venir de vacacionistas en busca de los encantos de la playa.
“En este tiempo llega el extranjero y el movimiento de gente
es mayor, por eso la vigilancia aumenta”, refirió Inés Meriño.
“A veces no dormimos, porque estamos atentos por si hay
alguna anormalidad, una salida ilegal o recalo de drogas”, confirmó también el
joven Roilán Hernández.
Esa misma pasión del joven Roilán se multiplica en más de
medio centenar de habitantes de Cabo Cruz, allí donde la custodia del mar se ha
convertido en una responsabilidad colectiva.
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