sábado, 15 de febrero de 2014

Libreta de racionamiento o manual de privaciones



Por Ernesto Pérez Chang


Esta es la canasta básica de un cubano: cinco huevos al mes y unas cuantas libras de arroz, del que se “enfanga” y no crece. Azúcar, la suficiente para transformar el vaso de agua corriente en un desayuno de emergencia. La sal común, con granos del tamaño de una pelota de ping pong, el paquete de un kilogramo no se sabe cada cuántos meses. Es de las cuentas más complicadas.

Con regularidad, reparten unos cuantos gramos de tendones y pellejos molidos con harina de soya, algo de condimento y sustancias químicas conservantes que ningún laboratorio pudiera explicar. La gente consume la mezcla sin saber exactamente qué es, pero han aprendido a engullir sin hacer muchas preguntas. Tal vez la fórmula sea de los secretos mejor guardados y, lo de tragar a ciegas, de las maniobras de consumo más inteligentes.

Los frijoles, cuando no vienen picados por gusanos y gorgojos entonces huelen a fumigación y, de tan viejos, no hay modo de transformarlos en algo humanamente comestible.

El aceite, con algunas moscas flotando en él, solo sirve para embarrar la botella, jamás para aderezar, y el único panecillo barato que se permite el obrero, es de sabor tan ácido y de textura tan rara que a veces termina para comida de los cerdos.

Si entrara ese barco que todos contemplan con regocijo desde el muro del Malecón, entonces llegará el pollo de una libra por consumidor, calculada la ración para treinta días. A veces uno compra a los médicos el autorizo de una dieta médica y, después de unos trámites escabrosos en las oficinas de comercio, recibe otro poquito de comida durante unos meses. Usualmente uno enferma con los años como consecuencia de la prolongada malnutrición y se gana el extra como si fuera un premio de lotería. De modo que la enfermedad no parece un agravante sino una bendición.

La libreta de racionamiento no nos provee de mucho más. Cada año las autoridades recortan las páginas. De modo que la edición nunca resulta aumentada sino disminuida. Solo en eso consisten las incesantes correcciones. Las casillas que van sobreviviendo a las podas periódicas, al final terminan tan vacías como el interior de nuestros refrigeradores, por no decir, de nuestras barrigas.

Tal vez para justificar la perpetua permanencia en nuestras vidas, al documento, un verdadero manual de privaciones, se le agregan otras funciones de control y se convierte en un elemento esencial que regula y determina a fondo nuestras existencias. Tanta es su importancia en algunos hogares humildes que en la cubierta se ha llegado a advertir que no es un documento oficial.

No obstante, todos sabemos que lo es, y lo llevamos a todas partes junto con el carnet de identidad, incluso adosado al pasaporte cuando viajamos al extranjero. El diablo son las cosas.

La libreta de racionamiento o de “abastecimiento”, como se le nombra de manera oficial, debería ganarse un lugar entre los símbolos de la nación. Creo que nada puede ser más representativo de un pueblo y de la historia de penurias que ha soportado.

Solo en determinados hogares de privilegio la libreta de racionamiento no existe o, sencillamente, duerme el sueño eterno en alguna gaveta cuando no en un cesto de basura. Palacetes de las zonas restringidas o lugares donde habitan los dioses de este Olimpo insular: gerentes de grandes y pequeñas empresas estatales, militares de alto rango, dirigentes con poder efectivo, hombres y mujeres que han sabido sacarle provecho a tantos y perversos mecanismos de control o que han descubierto que el socialismo solo es una gran fiesta donde, si te va muy mal, es porque no has sido invitado.

1 comentario:

  1. MI ESTIMADO YERO, ES UN TRABAJO SUPERFICIAL, CARENTE DE OBJETIVIDAD, PLAGADO DE MENTIRAS Y MEDIAS VERDADES.
    COMO LOS DEL PROGRAMA DE LA TV CUBANA "VIVIR DEL CUENTO", DEFIENDO LA PERMANENCIA DE LA LIBRETA DE RACIONAMIENTO.
    MILLONES EN EL MUNDO SALTARÍAN DE FELICIDAD SI SU GOBIERNO LES GARANTIZARA LO QUE EL CUBANO A NOSOSTROS, AMPLÍSIMAMENTE SUBSIDIADO, A PRECIOS SIMBÓLICOS.
    CUBA DEBE TRABAJAR POR QUE CADA VEZ SEA MENOS NECESARIA LA LLEVADA Y TRAIDA LIBRETA, PERO, NO TENGO DUDA ALGUNA, ES UNA GARANTÍA DE ALIMENTACIÓN ELEMENTAL QUE MUCHOS EN EL MUNDO QUIESIERAN TENER.

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