martes, 16 de julio de 2013

Ciudades Patrimoniales de Cuba: ¡a salvar lo propio!



Luz Marina Fornieles Sánchez    CUBA / Turismo

Plaza del Himno de Bayamo, Cuna de la Nacionalidad
cubana.
Cuba ha apostado en materia turística por un desarrollo sustentable con total respeto a la privilegiada herencia legada por la naturaleza y nuestros antepasados.
  
Las aguas cristalina del Mar Caribe que bañan sus costas, el verdor de su vegetación, la autenticidad de sus raíces más autóctonas, los más altos exponentes de la cultura, la rica e inagotable historia, los logros de la educación, el deporte y la salud; la exquisitez culinaria, su diversidad arquitectónica y el reconocido don hospitalario de sus gentes, sumados todos de conjunto, devienen una simbiosis perfecta, esa misma que resulta una oferta para el ocio única e irrepetible.

  
Cuando se pondera el potencial turístico de la Isla y sus ventajas competitivas, tal afirmación parte del hecho de hacer referencia a un destino caribeño de sol y playa; pero que también posee una gran multiplicidad de valores naturales y patrimoniales.
  
La magia de las ciudades cubanas impacta, precisamente, por su diversidad arquitectónica; un abanico de estilos constructivos de más de cinco siglos con edificaciones que van desde lo colonial, pre-barroco hasta el movimiento postmoderno y moderno.
  
La emblemática Trinidad, Ciudad Museo de Cuba.
Algunas de esas urbes exhiben un trazado casi perfecto, mientras otras se presentan cual misteriosos laberintos. Desde el mar enormes fortalezas dan la bienvenida; y ya desandando por la calles, a pie, tendrán los viajeros la visión de la vitalidad, amén del bullicio habitual, de sus avenidas de adoquines, empedradas o asfaltadas; en sus columnas, balcones, arcos, balaustradas, en las construcciones de diferentes estilos…
  
Todos esos detalles harán de cada espacio un punto para una foto, o simplemente para detenerse ante tanta belleza conservada.
  
Es un viaje a un pasado enriquecedor, donde cada piedra y cada inmueble tienen mucho que contar, muchos secretos que develar.
  
Dado el magnetismo de las ciudades antillanas marcadas por el paso del tiempo, el evento más importante en la industria turística cubana, la Feria Internacional de Turismo de Cuba FITCUBA, en su edición del 2009, le dedicó un momento especial al producto: Las Ciudades patrimoniales de Cuba, sus circuitos y opcionales.
La Habana, capital cubana.
  
Por ello, La Habana, Cienfuegos, Trinidad, Camagüey, Bayamo, Santiago de Cuba y Baracoa se erigieron entonces en protagonistas de la cita. Desde esa fecha a acá, en esas localidades se ha trabajado mucho, por cuidar tal legado, y no solo en el caso de las cuatro primeras, declaradas por la UNESCO Patrimonios Culturales de la Humanidad. Sobre el tema se insistió en una reciente Mesa Redonda, con la presencia de varios Historiadores y Conservadores, encabezados por Eusebio Leal Spengler, a quien llamó justamente El Patriarca, Alejandro Hartman Matos, al frente de labores afines en Baracoa.
  
Capital de la República de Cuba desde hace casi cinco centurias, La Habana es considerada un enclave privilegiado para las comunicaciones y el comercio; hoy, el centro administrativo, político, cultural y científico del país, y que con realeza va camino ya hacia sus 494 años de instaurada. Siempre se nos aparece renovada y capaz de sorprender a sus naturales y a sus muchos visitantes procedentes de los más disímiles confines del orbe.
  
Palacio Valle, en Cienfuegos, la Perla del Sur.
Resume Cienfuegos, al centro-sur, por su parte, la impronta de las familias francesas, que la fundaron en 1819, en el perfecto trazado rectilíneo de sus calles. La elegancia de sus edificaciones ha contribuido a su apelativo de la Perla del Sur o Linda Ciudad del Mar.
  
Llamada por muchos la Ciudad Museo de Cuba, Trinidad (1514), se nos presenta como detenida en el tiempo y rodeada de edificaciones centenarias, ocupadas hoy por atractivos museos. Por su medio milenio de existencia se han desarrollados más de 700 acciones constructivas. Le sigue los pasos, la oriental Camagüey, nacida en igual año y aún dueña de sorprendentes plazas, iglesias y arterias típicas que invitan a ser caminadas, en medio de un abarcador proyecto que protege y multiplica su patrimonio.
  
Más allá, hacia el Oriente, se alza majestuosa Santiago de Cuba (1519), la más caribeña de las localidades del patio y testigo del nacimiento del son, ese ritmo que ha marcado la impronta musical dentro y fuera de fronteras. Cuna de la Revolución, la séptima villa exhibe un increíble grupo de valores intangibles y se levanta de entre las ruinas en que la sumió el depredador huracán Sandy.
Parque Céspedes, Santiago de Cuba.
  
A Bayamo, Monumento Nacional, se le conoce como la cuna de la nacionalidad por poseer un estimable patrimonio histórico y cultural; en tanto a Baracoa, la primogénita, nadie le disputa la condición de la Primera Villa, fundada por los colonizadores españoles en 1511.
  
Estas son ciudades que quedan para siempre en la memoria.
  
Se erigen ellas por sí mismas en fuertes imanes para los viajeros que escogen a la ínsula, como su destino, por los encantos del país y su pueblo, su cultura, historia, salud, naturaleza, seguridad, hospitalidad, calidad y urbes marcadas favorablemente por el tiempo y sus disímiles valores patrimoniales. Detrás de los afanes de cada una por celebrar, como se merece, el advenimiento del medio milenio, emerge la voluntad de una Nación por salvar lo suyo.
La legendaria Camaguey

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