miércoles, 12 de junio de 2013

Friman: lo abstracto en sus musas



David Rodríguez    CULTURA / Artes Plásticas

Friman, el pintor de lo
abstracto
Dicen que el ruso Vassily Kandinsky es el creador del arte abstracto, una manifestación poco comprendida en su tiempo, pero que tiene hoy a muchos seguidores en todo el mundo.

Es casi seguro que el artista ruso no se imaginó jamás que en una ciudad del oriente de Cuba le surgiría un émulo, como afianzando una especie de estrategia para que esa manera de pintar no muera.

Raylven Friman Ramírez, un joven bayamés que se inspiró en los bocetos de su hermano ingeniero industrial, ha querido seguir el camino del afamado artista ruso nacido en 1866.

Durante tres años Friman estudió en la Escuela Profesional de Artes Plásticas de la provincia de Las Tunas y hoy es especialista de la Galería Taller Experimental Pequeña Dimensión.

Además es profesor de la Escuela Profesional de Artes Plásticas Oswaldo Guayasamín, y miembro del Registro Nacional del Creador y de la Asociación Hermanos Saiz.

Friman dice no tener límites en el desarrollo de su manera de plasmar las imágenes abstractas y goza con esas musas que le acompañan desde el amanecer para dejar esa huella en el lienzo.

Conversando con este joven nacido en Bayamo en 1982, manifiesta que recibió la influencia de muchos creadores de la ciudad de los que absorbió lo mejor de sus ideas.

Al hablar Friman deja ver ese lado de luz que todo pintor lleva por dentro, defiendo con pasión su obra y proyecta una seguridad que lo ancla al presente y al futuro con resuelto optimismo.

Por supuesto que el pintor no busca la perfección en la obra que realiza, más bien deja que sus manos vayan dibujando sus impulsos, convirtiéndolos en cataratas de colores.
Una de las obras de Friman.

Observando el fruto de su labor Friman da la impresión que tiene una carrera contra el tiempo que lo lleva a soñar y luego a plasmar en trazos los impulsos del corazón.

Sonriendo dice que no todo es fácil en este camino del arte que ha elegido, que son muchas las dificultades con las que se tropieza que van desde los materiales hasta los espacios para exponer.

Agrega que hay muchos obstáculos para insertarse en los circuitos expositores de la capital cubana, donde hay galerías de mucho renombre y en las que todos desean exponer sus obras.

No se amilana ante estos escollos y dice que él hace lo que le corresponde que es pintar y que en su caso también tiene que hacer la labor del representante.

Esto le toma tiempo por todo lo que se debe hacer para alcanzar un espacio en el que sus obras puedan disfrutarse o criticarse por parte de los especialistas.

Sabiendo que tiene muchos años por delante en los que confía en tener la posibilidad de ocupar el espacio que su talento le permita alcanzar para bien de sus sentimientos y del arte en general.

La conversación llega a su final pero la sensación que deja el artista es que no cejará en su empeño de continuar desde el mundo de lo abstracto su trayectoria en el mundo de las imágenes.

Puede afirmarse que Friman le rinde culto a Vassily Kandinsky, enalteciendo su estilo desde el Caribe, donde también lo abstracto cobra vida en los colores del amanecer.

Cuando se tiene cerca de un artista de su talla, la vida cobra destellos innombrables, muestra de lo que lo abstracto es bello, apasionante y atractivo.

Tal vez así lo sueña Friman bajo la sombra del gran pintor ruso.

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