lunes, 8 de abril de 2013

Pedrito, un trovador singular



Texto y fotos Maylenis Oliva Ferrales     CULTURA / Sociedad

La guitarra de Pedrito fue construida especialmente
para él, dada su condición de zurdo
A Pedro León Pino, el talento para la música le vino dado como un don divino cuando todos pensaban que no podría hablar, pues tenía ya 7 años. Desde entonces la guitarra se convirtió en una compañera inseparable, con la que va por la vida derrochando alegrías al cantar.

Envuelto en un cuerpo de hombre de 46 años, Pedrito, como es popularmente conocido en Bayamo, víctima al nacer de una hemorragia intracraneal, aún juega a ser niño, aunque la trova es cosa muy seria para él.

Este artista empírico, forjado por la constancia de sus padres y profesores, quienes no vieron en su discapacidad cognitiva una limitación para el arte, actividad que le apasiona y desarrolla con destreza además, es un singular trovador de esta urbe.


FORMANDO A UN ARTISTA DIFERENTE

Pedro fue un niño prematuro, que apenas pesó dos libras al nacer. Sus primeros días de vida se complicaron al sufrir hasta 25 convulsiones durante más de una semana que finalmente provocaron una hemorragia intracraneal, dejando como secuela una epilepsia.

Tales afectaciones influyeron en su capacidad comunicativa, impidiéndole pronunciar palabras hasta después de los siete años. Sin embargo, fue precisamente el oído que tenía para la música lo que le desarrolló el lenguaje.

Y aunque no fue hasta los 12 años que Pedro León culminó su grado Preescolar y luego con 19, el sexto grado de la Enseñanza Primaria, ya desde que lograra pronunciar sus primeras frases se enroló en el mundo de la música.

Para alimentar esa aptitud sus profesores comenzaron a copiarle canciones que luego Pedrito interpretaría con fluidez, a pesar de tener entre sus padecimientos una dislalia (trastorno en la articulación de los fonemas que ocasiona una incapacidad para pronunciar y cuyo lenguaje al estar muy afectado puede resultar ininteligible).

“Eso es una gracia, explica su madre Irela, porque con esa dislalia invierte algunas sílabas al hablar, se le dificulta la pronunciación de muchas palabras, pero cantando no, lo dice casi perfectamente, es increíble”.

No obstante, era necesario también para que Pedro pudiera tocar la guitarra, invertir sus cuerdas, pues la enfermedad cerebral le impedía hacerlo de la manera tradicional. Por ello, la suya solo puede utilizarse a la izquierda, haciendo de este trovador un artista diferente.

LA PEÑA DE PEDRO Y OTRAS INCURSIONES

Madre e hijo, también son amigos inseparables de
presentaciones
artísticas y aventuras domésticas
Hace ya siete años Pedro junto a su madre y guía Irela, han hecho del vecindario donde viven un espacio para el esparcimiento sano y el cultivo de la música, a través de su peña “La trova sin trago no se traba”.

“La peña comenzó enfrente de la casa, explica Irela, con el apoyo de algunos amigos y vecinos, en la que Pedro conduce, canta al inicio y al cierre y también como un ritual inviolable, regala flores a las mujeres”.

“Con el tiempo la empezamos a mover de lugar para que fuera visible el proyecto en otras partes de la ciudad, pues cuenta con el apadrinamiento de la reconocida intérprete bayamesa Idaniz Ortiz y el poeta Abel Guerrero, quienes asesoran a Pedro, añade Irela”.

Pero Pedro no circunscribe su vida artística a la peña, participa de forma activa en un proyecto musical con un grupo de trovadores que rinden homenaje a Pimpo La O, mediante el programa “Trovando” de la emisora comunitaria Radio Ciudad Monumento, donde Pedrito es también su locutor.

Este proyecto además, le abierto las puertas para asistir al festival Carlos Puebla en Manzanillo y eventos fuera de la provincia, así como interpretar con su guitarra canciones populares junto a agrupaciones locales como Chacho y sus Muchachos, la Orquesta Charanga Combinación y la de Orlando Quesada (Guapachá).

Pedro también compone sus propias canciones. En este empeño está la mano de su madre, quien escribe y corrige sus ideas, para que luego él adapte la música.
Su tema favorito es “Yo le canto a mi papá”, una composición nacida tras la muerte de su progenitor, quien le obsequiara su primera guitarra.

“De sus cuatro guitarras, explica Irela, una de ellas es obsequio de Juan Almeida Bosque, Comandante de la Revolución, por sus aportes a la Batalla de Ideas, a raíz de su activa participación en matutinos, tribunas abiertas y otras actividades de carácter político”.

Aunque prefiere el género trovadoresco, Pedro es capaz de interpretar boleros, sones, guarachas, música mexicana y patriótica, lo que también le ha merecido varios reconocimientos otorgados por la Casa de la Trova, Cultura Provincial y la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) en Granma, por sus contribuciones a la cultura local.

Aún sin dejar de sorprender, Pedrito confiesa tener otra gran pasión además de la música: las colecciones.
Coleccionar llaveros y botellas de diferentes tipos y tamaños,
es la otra gran pasión de Pedrito

En su hogar compila botellas, gallardetes adornados con sellos y más de doscientos tipos de llaveros, distribuidos perfectamente y en excelente estado, por tipos y formas. Esta actividad la realiza desde niño y es un método que contribuye a neutralizar la frecuencia de los ataques epilépticos.

APRENDIENDO A VIVIR CON NUEVOS DESAFÍOS

El 8 de diciembre del 2009 estando en su domicilio Pedro sufrió un infarto cerebral. Aunque se recuperó, quedó con una parálisis en el lado izquierdo que le ocasiona un temblor en todo ese hemisferio.

No obstante, Pedro es fuerte, continúa tocando su guitarra y realizando las actividades que le gustan, pero llevando una vida más controlada. Su madre, amiga y cómplice en cada una de sus aventuras, es una protagonista esencial en todos sus proyectos de superación.

“Es difícil tener un hijo con una discapacidad, pero siempre digo que si no se puede fregar o limpiar, no se hace, nos vamos para la peña o para el programa de radio, lo importante son sus prioridades, agrega Irela.

“A pesar de su enfermedad, Pedro es muy organizado, diría que casi excesivamente, pues tiene cada medicamento rotulado con su nombre, una libreta donde anota sus propios gazapos, con el propósito de corregirlos y otras dos, con los gastos diarios de la casa y los cumpleaños de los amigos, que no los olvida nunca”.

Con estos pequeños detalles Pedro e Irela conforman día a día su cotidianidad, cargada de versos y canciones, demostrando que siempre hay razones para vivir y seguir adelante.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario