lunes, 25 de marzo de 2013

Las luces de una ciudad



David Rodríguez   CULTURA / Patrimonio

La limpieza de la ciudad comienza cuando
todavía los bayameses duermen.
Caminar por las calles bayamesas, de día, noche o madrugada, es una experiencia muy agradable, porque a cada paso podemos encontrar una sonrisa o una mano amiga.

En estos tiempos, nada fáciles desde el ámbito económico, vemos a los bayameses y visitantes, en un movimiento permanente, especialmente en horas del día.

Ese ir y venir por la arteria peatonal que es el Paseo de la calle General García muestra a una ciudad viva, con sus luces y sus sombras, pero viva al fin.

Con sus luces porque hay arraigo en el sentimiento de la mayoría de la población, que se empeña en sostener la limpieza de la ciudad.

Con sus sombras porque, en medio de ese afán, aun hay personas descuidadas, que dejan mucho que desear y ponen  un toque negativo a la imagen bella de Bayamo.

Suerte que hay una legión de bayameses que le dedican poco tiempo al sueño y cuando los gallos comienzan a cantar, ya han recorrido parte de la ciudad con sus atuendos de limpieza.

Ellos, hombres y mujeres, jóvenes y adultos, están enamorados de la ciudad y lo demuestran en cada jornada laboral, siempre contentos, siempre puntuales.

Una de las experiencias más agradables se experimenta cuando al pasar por el frente de un hogar vemos a la anciana recreando su vista, disfrutando del amanecer del nuevo día.

A una de ellas, quizás con ocho décadas de vida, al saludarla le preguntamos por la salud y ella responde,  solícita con esas palabras sembradas en su conciencia: "Bien, gracias a Dios".

Más adelante otra bayamesa cargada de años y entusiasmada, barre con su escoba las hojas caídas de la mata de guayaba que preside la entrada de su casa.

Realmente vivir en Bayamo permite compartir los espacios con personas que no podrían desprenderse de este pedazo de la geografía cubana, hermoso, vital, imprescindible.

Así, con estas vivencias, el tiempo nos va llevando, poco a poco, al medio milenio de la ciudad hecho marcado por el 5 de noviembre de 1513.

Desde ahora hasta ese instante, serán muchas las acciones destinadas a embellecer más esta ciudad, cuyos habitantes harán todo lo posible para resaltar sus virtudes.

Y no solo se realizarán esfuerzos en ese sentido pues hay un propósito que justificaría cualquier celebración por la importancia social que engendra.

Se trata de la rehabilitación del abasto de agua a la zona norte de la ciudad de Bayamo, en la que se labora con la premura e inteligencia que una obra de esta naturaleza demanda.

Las autoridades, del municipio de la provincia, han puesto todo el interés necesario para hacer avanzar ese proyecto, sabiendo de la importancia vital que tiene para esa parte de la población.

Los bayameses que con orgullo sano continúan escribiendo la historia con las luces de la ciudad, adorando  sus símbolos y los imprescindibles sitios paradigmáticos que la enaltecen.

Esas son las luces de la Villa donde nació Carlos Manuel de Céspedes, el Padre de la Patria, el hombre que cambió la historia para bien de la patria amada.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario