martes, 19 de marzo de 2013

Dos ciudades, dos patriotas, dos himnos



Por David Rodríguez

Perucho Figueredo da a conocer la letra del himno.
Cuba y Guatemala están unidas para siempre, no solo por la historia común que distingue a los pueblos de Nuestra América, sino por un hecho sin precedentes.

La ciudad de Bayamo, distante casi a 800 kilómetros al este de la capital cubana, fue sitio natal de dos hombres que el destino unió para siempre en la historia cubana.

Perucho Figueredo y José Joaquín Palma están por derecho propio y con letras de oro en los afanes libertarios de la Isla, a los que se sumaron desde el momento supremo de La Demajagua.

Ambos hombres secundaron a Carlos Manuel de Céspedes desde aquella clarinada del 10 de octubre de 1868 y alcanzaron grados militares de importancia en el Ejército Libertador.

Perucho Figueredo nació el 29 de julio de 1819 y su hogar fue la sede de la constitución del Comité Revolucionario de Bayamo el 14 de agosto de 1817.

El poeta y patriota bayamés José Joaquín Palma.
José Joaquín Palma vio la luz en Bayamo el 11 de septiembre de 1844  y se incorporó a la Revolución Cespediana desde el primer momento, trabajando en el reclutamiento de hombres para la lucha independentista.

Hombre de mucha cultura, Figueredo fundó junto al Padre de la Patria la sociedad La Filarmónica, que agrupaba a intelectuales de la talla de Juan Clemente Zenea, José Fornaris, José Joaquín Palma y José María Izaguirre.

En los tres meses de Gobierno Revolucionario en Bayamo, del 20 de octubre de 1968 al 12 de enero de 1869, Palma fue coautor de una moción sobre la abolición de la esclavitud, sentenciando: “Si en Cuba esclava no puede haber hombres libres, en una Cuba libre no puede haber hombres esclavos”

Designado para escribir la música de la marcha guerrera que llamaría a la lucha libertaria, Perucho Figueredo entregó al maestro Manuel Muñoz Cedeño el 3 de mayo de 1868, una copia de su composición La Bayamesa para que la instrumentara.

José Joaquín Palma tuvo que emigrar debido a sus actividades revolucionarias, pasando por ciudades de Estados Unidos, Jamaica, Honduras y finalmente Guatemala.

Aquella música de La Bayamesa, fue interpretada en la fiesta religiosa del Te Deum, en presencia del Gobernador de la Ciudad el Teniente Coronel español Julián Udaeta.

Este receló de esa música que sin conocer de la misma intuyó que era una marcha bélica. La historia le daría la razón el 20 de octubre de
1868 cuando Bayamo fue tomada por los mambises.

En aquel acto glorioso y emancipador, Perucho le puso letra a aquellos compases, surgiendo, en el momento del triunfo, lo que es hoy nuestro Himno Nacional.

En su andar por Centroamérica, José Joaquín Palma, quien no dejó jamás de ser un patriota cubano, ayudó a muchos cubanos que estaban por esas tierras, entre ellos a Máximo Gómez.

Trabó amistad con José Martí, quien conociendo su estirpe, lo proclamó como el “Poeta de la Patria”.

Bardo de profunda visión, escribió la letra del Himno Nacional de Guatemala, país que lo considera el “más predilecto de sus hijos adoptivos”.

Perucho Figueredo  murió fusilado el 17 de agosto de 1870. José Joaquín Palma falleció en Ciudad de Guatemala el 2 de agosto de 1911. 

Sus restos descansan en Bayamo desde abril de 1951.

HIMNO NACIONAL DE LA REPÚBLICA DE CUBA
Autor: Perucho Figueredo

Al combate corred bayameses
que la patria os contempla orgullosa
no temáis una muerte gloriosa
que morir por la patria es vivir
en cadenas vivir, es vivir
en afrenta y oprobio sumidos,
del clarín escuchad el sonido,
a las armas valientes corred.

HIMNO NACIONAL DE LA REPÚBLICA DE GUATEMALA
Autor: José Joaquín Palma y Lasso de la Vega

Guatemala feliz!.... ya tus aras
No ensangrienta feroz el verdugo;
Ni hay cobardes que laman el yugo;
Ni tiranos que escupan tu faz.
Si mañana tu suelo sagrado
Lo profana invasión extranjera,
Tinta en sangre tu hermosa bandera
De mortaja al audaz servirá.
CORO:
Tinta en sangre su hermosa bandera
De mortaja el audaz servirá;
Que tu pueblo con ánima fiera
Antes muerto que esclavo será.
De tus viejas y duras cadenas
Tú fundiste con mano iracunda,
El arado que el suelo fecunda,
Y la espada que salva el honor.
Nuestros padres lucharon un día
Encendidos en patrio ardimiento,
Te arrancaron del potro sangriento
Y te alzaron un trono de amor.
CORO:
Te arrancaron del potro sangriento
Y te alzaron un trono de amor,
Que de patria al enérgico acento
Muere el crimen y se hunda el error.
Es tu enseña pedazo de cielo
Entre nubes de nítida albura,
Y ¬ay de aquél que con mano perjura
Sus colores se atreva á manchar!
Que tus hijos valientes y altivos
Ven con gozo en la ruda pelea,
El torrente de sangre que humea
Del acero al vibrante chocar.
CORO:
El torrente de sangre que humea
Del acero al vibrante chocar,
Que es tan solo el honor su presea
Y el altar de la patria, su altar.
Recostada en el Ande soberbio,
De dos mares al ruido sonoro,
Bajo el ala de grana y de oro
Te adormeces del bello quetzal;
Ave indiana que vive en tu escudo,
Paladión que protege tu suelo,
-Ojalá que remonte su vuelo
Más que el cóndor y el águila real!
CORO:
-Ojalá que remonte su vuelo
Más que el cóndor y el águila real,
Y en sus alas levante hasta el cielo,
Guatemala, tu nombre inmortal!

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